Parpadeó un par de veces, pues la escena era sumamente apoteósica y no comprendía realmente de lo que hablaba. Tal vez su orgullo era dominante ante el físico si se autonombraba "la mujer más hermosa del mundo", pero ciertamente este no contextualizaba el físico como mero objeto de presunción primaria.

Sin embargo probablemente también sembró la molestia ante una personalidad importante y/o influyente, por tal no se arrodilló, pero sí accedió a inclinar el torso hacia delante y las manos extendidas a sus costados, obligado a la reverencia a modo de disculpa.

— Me disculpo si llegué a ofenderla de alguna forma o fui muy grosero con usted