Esperaba fuera la última vez que lo mandaran al colegio para llevar el almuerzo, había querido dormir un poco más luego de desvelarse terminando unos trabajos de su instituto. El azabache se paseaba entre los pasillos en busca del aula de su primo. Trataba de llamarlo al celular, pero no contestaba.
—¿Y cómo pretendes que te dé tu almuerzo si no respondes? Dijo para sí luego de escuchar el buzón de voz. Estar entre tantas personas desconocidas lo incomodaban, sobre todo las miradas al ver que iba de civil y no como estudiante.
—Aunque me guste esa idea, prefiero ir. No vaya a ser que vuelva a olvidar su almuerzo y me toque volver.
Se dejó a cargo de la rubia, si eran compañeros hacia las cosas más sencillas. Tomó el ramune de la bolsa y empezó a tomarlo, a esas alturas estaba molesto, que su primo aprendiera a ser más responsable. ¿El beberse su ramune daría esa lección? Por supuesto que no, pero era una bebida muy rica la cual no pensaba desaprovechar.
— Ya pronto es la hora del receso, así que debe estar aún en el salón. —
Respondió, llevando su dedo índice a su mentón en ademán pensativa. Ella había aprovechado que el profesor dio un tiempo libre para escaparse y salir en busca de Ami.
— Si quieres te llevo yo o puedo entregarle eso. Como gustes. —
Le ofreció su ayuda. Además ella iba a la misma dirección, era lo mínimo que podía hacer.
—¿Son compañeros? Eso es genial —Por fin parecía tener un golpe de suerte, como si de una salvadora llegara a su rescate—, ¿Y sabes dónde está ahora? Mis tíos pidieron que le viniera a dejar el almuerzo.
En eso extendió una pequeña bolsita en dónde venía una cajita con la comida y a la par un ramune, algo que Keiko pidió cuando Haruki iba camino al colegio. Aunque por todo el inconveniente que le estaba haciendo pasar no veía tan imprudente tomarlo, a fin de cuentas él lo pagó. Ya le daría el dinero para que se comprara otro.
¿Sería un estudiante de intercambio? ¿O nuevo profesor? No, descarto enseguida esa posibilidad, se veía demasiado joven para serlo. Se seguía preguntando la identidad de aquel desconocido, hasta que su voz interrumpió sus pensamientos, haciendo que llevara su mirada hacia él.
Desesperado empezó a fisgonear entre los salones, en alguno debía de estar, preguntó incluso a alguno de los profesores pero le dijeron que él no era su alumno, así que no servía de nada. Pasados unos minutos se dio por vencido, recargó la espalda contra una pared a lado de una puerta del salón y siguió llamando. Sin éxito, por supuesto. En ello advirtió a una rubia que se acercaba, parecía ser la única que notó que andaba ocupando ayuda. Internamente agradeció mucho su interés.
—¡Ah! Sí. Estoy buscando a Keiko, es del 2-B, ¿Lo conoces?
Mantenía esperanza en que sí, de lo contrario, ya sería caso perdido. Él acabaría comiéndose el almuerzo.
Muy temprano había ido en busca de Ami a su salón para que le prestara la tarea de matemáticas, pero Usagi se había adelantado y se la pidió primero, aunque solo había llegado unos segundos antes. Tuvieron una fuerte pelea para ver quien se la quedaba, pero finalmente su queridísima amiga le había ganado. Así que ahora se iba refunfuñando a su salón.
Al llegar vio como un chico vestido de civil caminaba por el pasillo. Se veía algo perdido. Visualizó más su cara y le pareció extraño, no lo había visto antes por la escuela.
« ¿Será alguien nuevo? »
Pensó, cuando finalmente llegó hasta él. Al parecer intentaba localizar a alguien, viendo como intentaba llamar por celular. Quiso ayudarlo, así que le preguntó:
