—No tengo nada que perder —se dijo guardando el teléfono, la dirección según decía que estaba en el sitio correcto.
De ella saberlo quizá la haría preocupar, se sentía en realidad un acosador. Pero la esperanza de poder verla por mera coincidencia lo llevaron a buscar la zona en dónde Alessa vivía. Tenía cierta inseguridad por el lugar. "Al menos de día estoy más seguro, ¿Verdad?" pensó luego de mirar a unos tipos en una esquina, como acechando. El azabache hasta tragó grueso.
Asintió a la pregunta, ya era la despedida, y como sabía, Alex no disfrutaba de ellas. Así que se iría, cuando estaba por alzar la mano vio como ella lo llevó hasta uno de los muros del parque, se alarmó pensando en que algo pasaba, se podía ver los nervios en el joven al igual que sus ojos exageradamente abiertos.
—¿Qué está pasan—
No pudo terminar de hablar. Sentir la mano contra su rostro hizo una corriente eléctrica que lo paralizó. Al ser besado apenas y pudo corresponder, Haruki había olvidado hasta como respirar.
—Y-Yo igual es-espero verte pronto, Alessa...
Le dijo con dificultad, desviando la mirada para que ella no viera su rostro completamente rojo.
《Fue una cita, una porque quiero. 》 — Ojalá hubiera sido más largo el camino, ¿no?
Respondió Alex. Tomó la bolsita que le entregó, y una mierda. Ella no quería irse aún, solo un poco más de Haruki. ¿Y cómo iba a demostrarle la felicidad que le daba? Claro, de esa forma particular.
Se apegó a él, arrinconándolo contra el primer muro que rodeaba el parque, llevó la mano libre hasta el rostro del varón, apartando unos mechones de cabello, ponerse de puntas y besarle. Tan corto, pero tan profundo. Después se separó.
—A-Ah, digo, te dije si podíamos vernos... Así que yo pensé...
Un tenue rubor teñía el rostro del menor y para evitar ser visto usó el cabello para taparse un poco la cara, al menos los mechones no harían tan visible el sonrojo. Por otro lado escuchó atento lo que Alex dijo, parecía estar muy empeñada en de alguna darle algo.
—¿Realmente no aceptarás, verdad? No tiene caso, pero hey, está bien. Acepto el que me invites a salir.
Sonrió por los nervios, eso de ser invitado por una chica era nuevo, hasta lo avergonzaba. Y aunque quisiera seguir hablando más, debía irse. Ya estaban cerca del parque.
—Supongo que debes irte ahora.... Toma.
Dijo devolviendo la bolsita con las cosas de ella, Haruki trataba de sonreír, aunque en el fondo no tenía ganas de despedirse.
《Qué mierda》Haruki sabía perfectamente que Alex odiaba que le tuvieran lástima. Aún así no expresó el repelús que le daba esa sensación, lo guardó, cosa que iría acumulando para sí.
— ¿Entonces fue una cita? — respondió con un tono coqueto, alzando una ceja. Caminar era bueno para ella, así no tendría que morir de aburrimiento sola y encerrada. Frank prometió no lastimarla otra vez. Necesitaba recibir dinero de Alex, era de las que cobraba mejor.
— Cuando me sea posible salir, quiero invitarte a algún sitio. Pero yo voy a pagar.
—Sé que no te habías enojado en serio, tranquila —respondió sereno, hasta regalando una sonrisa a la pelirroja—, no hago esto esperando algo a cambio. En primer lugar yo te cité aquí, no podía dejar que pagaras algo cuando yo te invité a salir.
Sonaba casi como una cita, aún si solo habían ido a hacer las compras para después. De cualquier manera era tiempo con Alex, y le hacía bien estar junto a ella.
—No tengas pena, que si hago algo es porque me nace. ¿Sí?
Achinó la mirada; Haruki estaba haciendo trampa. Incluso apretó un poco los labios pero no dijo nada, si hacía mucho ruido quizá podría reconocerla alguien, así que salió de la tienda con toda la indignación posible.
— No tenías que pagar eso por mi. — soltó. — Alguna vez también tengo que pagar algo para ti, no es necesario que siempre pagues. — se mordisqueó los labios como señal total de ansiedad.
Pero, poco a poco fue serenándose. No podía solo juzgar a Haruki, así que prefirió disfrutar unos últimos minutos a su lado. — Lo siento, no quise enfadarme...
Arqueó una ceja en respuesta, se veía un poco diferente a la otra vez, ¿Por qué no había aceptado algo como una bebida? Se preguntó más de una vez mientras tomaba la leche. Podía ser de nuevo esa clase de asuntos que ella no deseaba ocultar, quizá tampoco deseaba saberlos en realidad. Sentía el vientre anudarse, un dolor de estómago.
—¿Y cuánto es por todo? —preguntó a la cajera, si solo era su refresco, la leche y cereal entonces no haría una suma tan grande. Dejó el dinero en el mostrador y pagó. En eso agarró su refresco para abrirlo y dar un sorbo en lo que a su vez con ayuda de la cajera guardaba la leche y cereal dentro de una bolsita. Llevaría esto un rato antes de entregárselo a Alex, quizá cuando estuvieran cerca de su casa.
Alex entró directo a buscar su cereal, con lo que tenía le alcanzaría para comer eso el resto de sus "vacaciones" forzadas, pero si compraba de una vez ya no podría darse esas pequeñas escapadas para ver a Haruki. Verlo era como una gota de agua para esa sed en el desierto.
Lo oyó hablar, le daba pena que él le comprara algo, así que solo negó, no quería que gastara su dinero en nada que tuviera que ver con ella. — Mmh no, gracias. Pero... ¿podrías pasarme la leche?
Por mientras agarró una caja de cereal corn pop. Solo ese día compraría de ese o se iba a quedar peor de pobre en menos tiempo.
Ahora el cómo alguien como Alex podía vivir sin saber cocinar resultaba una verdadera incógnita. Incluso se quedó callado al respecto, no había forma de alivianar eso, no a su manera. Cuando ambos llegaron al mini market Haruki entró buscando algo para beber, en la esquina estaban todas las bebidas, junto las comidas congeladas.
—¿Te gustaría algo para tomar? —preguntó buscándola con la mirada en lo que tomaba una monster, llevaba tanto tiempo sin tomar una de esas que no pudo resistirse.
— Si tuviéramos que pensar en el que más me gusta comer sin duda seria el corn pop. Pero también el zucaritas me gusta bastante, como mucho cereal... es porque no sé cocinar nada y no tengo tantas opciones para tener en el lugar que vivo.
Tenía la sensación de querer abrazarse a él, como era la única manera que conocía para dar cariño, no sé media a la hora de estar cerca del menor. Cierto era que el suéter también era un distractor para Haruki. No quería que se diera cuenta del motivo por el cual no iba a trabajar en unas dos semanas, convirtiendolo en su último cliente, y eso que ya habían pasado días. Frank no se midió con los golpes. En total sería casi un mes, dependiendo de lo poquísimo que había ahorrado, porque nadie quería una puta llena de golpes, al menos sin haberlos causado. El camino fue corto hasta el mini market.
