—¿Interferir? —Apoyó el mentón sobre una mano; el comentario de la rubia acrecentó la curva juguetona instalada en sus labios, además de sacarle una risa que más bien se asimiló a un suspiro. Le parecía inverosímil la acusación cuando, en realidad, todo lo que quería era apresurar las habilidades de Yoh para poder reclamar su alma lo antes posible.



— Ya veo, así que piensas que estoy interrumpiendo el arduo esfuerzo que pones en él. Te lo agradezco, pero tus enseñanzas ya no serán necesarias. — Expresó con un inevitable aire de superioridad disfrazado de amabilidad.

— Todo lo que pido es que le hagas llegar esa bitácora a Yoh. Lo demás está fuera de mi control —