La esencia entre lo que vemos y lo que realmente es, son dos cosas completamente distintas.
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ShizumaruHisame · M
- Si, por supuesto. -Mencionó poco animado pese a la dulce expresión de Hanji y su hospitalidad, además de la ayuda del Capitán Erwin Smith. Silenciosamente reverenció al rubio hombre y siguió a la líder por los pasillos de la Legión, sintiéndose peor que un bicho raro porque las miradas de los curiosos estaban fijos en él, quizá algunos lo juzgaban por su aspecto, sus vestimentas, el color rojizo de su cabello y la manera tan peculiar (por no decir que peligrosa) en que el muchacho se ha adentrado a la Legión, aunado a las novedades en modo de chisme que pronto se saben y se extiende como la flama en un camino de pólvora.*-
*Shizumaru permaneció callado, serio y bastante tímido, caminaría junto a Hanji recorriendo la ciudad amurallada, viendo de reojo las pesadas jornadas de los recién reclutados, los arduos entrenamientos a los que están sometidos y las diversas tareas que deben realizar porque así está todo establecido según la jerarquía del lugar. Ni hablar, él no podía decir o reprochar algo al respecto, después de todo, él también tuvo que realizar una serie de agobiantes actividades a edad temprana para poder ser un samurai.*
*Luego de recorrer distintos lugares por fin llegarían a un enorme comedor con varias sillas y mesas, algunos comían, otros se levantaban, era como si hubiesen tiempos para cada uno de los soldados de la Legión.* - Arigatou, Hanji-san. -Agradeció el pelirrojo cuando los alimentos no se le negaron, y vaya que es lo menos deseado, moría de hambre después del largo camino, el enfrentamiento de los titanes en pleno campo abierto y la confrontación con el escuadrón que quiso asesinarle.*
*Shizumaru permaneció callado, serio y bastante tímido, caminaría junto a Hanji recorriendo la ciudad amurallada, viendo de reojo las pesadas jornadas de los recién reclutados, los arduos entrenamientos a los que están sometidos y las diversas tareas que deben realizar porque así está todo establecido según la jerarquía del lugar. Ni hablar, él no podía decir o reprochar algo al respecto, después de todo, él también tuvo que realizar una serie de agobiantes actividades a edad temprana para poder ser un samurai.*
*Luego de recorrer distintos lugares por fin llegarían a un enorme comedor con varias sillas y mesas, algunos comían, otros se levantaban, era como si hubiesen tiempos para cada uno de los soldados de la Legión.* - Arigatou, Hanji-san. -Agradeció el pelirrojo cuando los alimentos no se le negaron, y vaya que es lo menos deseado, moría de hambre después del largo camino, el enfrentamiento de los titanes en pleno campo abierto y la confrontación con el escuadrón que quiso asesinarle.*