Se lamentó un poco al ver la rostro de la fémina descompuesto por el miedo y un atisbo de tristeza que reconoció bien de un semblante similar al suyo, quizá había sido demasiado duro. A punto estuvo de hablar cuando ella empezó a contarle su situación, Haniel realmente no quiso preguntar por el resto de la historia ni verse inmiscuido en la vida del ángel guardián porque, de algún modo, temía que la historia se repitiera y acabara encariñandose con ella para después verla morir; aunque tampoco quería repetir la parte en la que no hacía nada, estaba en una encrucijada. — Puedes ser cuán bueno quieras, ayudar y esforzarte... Pero, allá arriba, para nosotros, pesan más los actos malos que los buenos porque se supone que la bondad y obediencia es lo único que se espera de los ángeles. Tan solo recuerda a Luzbel y a mi amigo. — Se encogió de hombros levemente y entrecerró los ojos. — No busques un perdón que no tendrás.

- La expresión de Helena era una mezcla de miedo y tristeza. Miedo porque sus preocupaciones eran tan ciertas como le advirtieron otros ángeles que encontró en la tierra; y tristeza que contagió aquella mirada. Suspiró con pesar, pasándole por la mente en ese momento que quizá sería mejor rendirse y esconderse entre los mortales por siempre, asi termináse volviéndose uno.- Cometí un pecado capital. También iban a matarme, pero logré escapar. Creí que si ayudaba a los humanos a ir por el buen camino sería perdonada. Veo.. que no es así.

El oír la mención de Sora era algo doloroso, sobre todo porque llevaba mucho tiempo sin hablar sobre él. Bajó la mirada un momento, sopesando la idea de decirle la verdad a aquella desertora o de mentirle, ¿era mejor que mantuviera la esperanza? Se respondió a sí mismo mentalmente con un rotundo "No" ya que si ella intentaba subir para abogar por su causa lo más probable era que la mataran. Haniel no quería ese destino para nadie, no de nuevo. — Lo asesinaron. — Respondió sin detenerse para endulzar un poco la vil acción que habían cometido, aún así en su tono de voz se podía percibir la pena del recuerdo. — El creador no es tan benévolo con nosotros, menos con los desertores. No he oído de tu caso así que no puedo advertirte pero... — Levantó la vista hasta el ángel para mirarla a los ojos y transmitir bien su mensaje. — No bajes la guardia. No dejes que te encuentren.

Sí, yo de nuevo. -El ángel miró curiosa, dudosa a su vez, no del todo convencida a acercarse a otro ente de los cielos por “protección”.- Mencionaste que. . Tu mejor amigo también fue una especie de caído. Logró obtener el perdón de los más altos? - Desde hace meses Helena buscaba la manera de volver al cielo sin tener que llegar a un juicio donde el castigo era evidente e inevitable: su extinción.-

Una voz captó su atención inmediatamente así que buscó la procedencia de la misma, virando a un lado y a otro sin tener suerte. Cuando subió la mirada de pronto pudo hallar la figura de un ángel que había conocido con anterioridad; era consciente de que los ángeles guardianes tenían sus trucos para no ser vistos por los humanos -
a diferencia de él ya que solo tenía que retrae sus alas - por lo que no se alarmó y la miró descender. — Ah, eres tú. — Mencionó a modo de saludo. Era muy nuevo aún en eso de interactuar.

H-hey, tú. . El ángel de la otra vez. -Helena descendió de los cielos suavemente, sin preocuparle ser vista por humanos al no llevar el brazalete que la materializa frente a ellos. Había llamado su atención encontrar otro ángel, pero a su vez, preocupó su presencia.-