No le pasó desapercibido el gesto de Haniel, quien -al igual que ella en la mayoría de los asuntos mundanos- no estaba muy familiarizado con los usos y costumbres de los humanos; cosa irónica, dado que, de entre ambos, él había sido quien pasó más tiempo observando el mundo de los hombres, aunque sabía muy bien las razones para ello. Una ligera punzada de remordimiento atacó su pecho al recordar las razones para el cambio operado en su compañero; pero resolvió guardarse la cuestión y simplemente continuar con el flujo de la escena. —¿Seguro? No quiero que después te reprendan...— Dudosa, se llevó el índice a los labios, segundos antes de sonreírle ampliamente al saber que él confiaba en ella como para dejar de lado las tareas y acompañarla. Con las manos cruzadas tras la espalda, asintió. —¡Claro! He oído de uno muy bueno que está a unas calles de aquí. ¿Nos vamos?
En cuanto notó el cambio en ella se reprendió mentalmente por haber mencionado aquello con tanta facilidad, aún así se deleitó con los gestos que la pequeña hacía pues le despertaban - igual que unos minutos atrás - una ternura desmedida. — ¿Centro comercial? — Preguntó mientras entrecerraba ambos ojos como costumbre adquirida al desconocer algo o a alguien. Se remojó los labios, ¿y si iban en ese momento?, no habían percibido rastro alguno de seres oscuros en un buen rato. Quizá un poco de distracción no les haría mal, así podrían aprender más cosas humanas para seguir mezclándose entre ellos. — ¿Quieres ir ahora? De cualquier forma creo que el sector está limpio por ahora. — Señaló por encima de su hombro el camino vacío detrás de él, como si quisiera darle más peso a sus palabras con aquello. — Solamente que será tu turno de guiarme hasta ese lugar, Mer.
La mención de la caza provocó un cambio de actitud en ella que solo podría calificarse de "radical": pasó de una actitud casi infantil y enfurruñada, a demostrar mayor seriedad en sus expresiones, fácilmente legible en su mirada, que se afiló un tanto, o en la tirantez de sus labios al apretarlos ligeramente, como si el simple hecho de pensar en las labores que tenía por delante fuese suficiente para descolocarla. —Está bien...— Era claro que, a pesar de su entusiasmo en cumplir las tareas que le habían sido asignadas, aún sentía reticencia en cuanto a hacer daño a otros seres; algo dentro suyo se resistía a aceptar como inevitable el conflicto por venir. Sin embargo, su gesto pronto recobró parte de la suavidad habitual, a sabiendas de que Haniel también sentiría una repulsión ligera al pensar en aquellos temas; razón por la cual intentaría aligerar su carga. —¡Deberíamos visitar un centro comercial! He oído que puede encontrarse de todo ahí, seguro habrá algo que guste a ambos.
Al escucharla abrió un poco más sus ojos como una clara muestra de sorpresa. ¿Invitarle algo?, ni siquiera tenía lo que en él mundo humano se llamaba "dinero", todo lo que conseguía era gracias a ciertos comportamientos y a la falta de costumbre alimenticia que ya le estaba pasando factura al usar un cuerpo humano para andar en la tierra. — Me las arreglaré. — Dijo en voz alta, más para sí mismo que para ella. — ¿Tienes algo en mente? Puedo llevarte después de un día de caza. — Odiaba la palabra "cazar" para referirse a lo que hacían, más no había otra mejor, una mueca de disgusto se dibujó en su rostro debido a ello. Haniel pocas veces salía de su usual expresión de seriedad pero con Mercy le era fácil soltarse. Era lo más cercano a una amistad que tenía desde Sora.
—Hmph...— A pesar de aquella muestra de afecto, no parecía estar muy contenta; sin embargo, hubo de moderar su malhumor un poco, dado que sabía bien el chico no tenía malas intenciones. Incluso podría decirse que comprendía al varón mejor que nadie, merced al tiempo que habían pasado juntos antes de descender a la Tierra. Terminó por esbozar el inicio de una sonrisa, viéndose incapaz de pasar por alto esa última observación que, de alguna manera, la llenó de orgullo; pues Haniel era uno de los mejores en su ramo. —Bueno. Solo por eso, te perdono. ¡Pero después tendrás que invitarme algo en compensación!
Chasqueó la lengua como gesto de clara molestia debido a las palabras lanzadas por ella, aunque no pudo evitar sonreír después ya que las muecas de la pequeña ángel le resultaban enternecedoras. — ¿Te molesta ser pequeña? Pero si te otorga más agilidad. — Colocó su palma sobre la cabellera azulada de su compañera y removió suavemente su cabello intentando transmitir cariño. — Somos un equipo, no te cambiaría por nadie.
Sus mejillas se inflaron en una clara mueca de molestia; las alusiones a su estatura, definitivamente, no eran bien recibidas. Menos cuando venían de alguien tan despistado como Haniel, quien ni siquiera se daba cuenta de lo que provocaba. —¡Tonto! ¡Búscate a otra que te cuide las espaldas, una que sí sea alta! (?)
— Eres pequeña, compacta, enana. — Empieza a repetir los sinónimos que ha aprendido últimamente del mundo humano sin notar que está arruinando todo. — (?)
