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As1526751 · M
[code]Lenta, y constantemente, comenzaba a encontrar encantador lo servicial que era la fémina. Cada detalle, cada palabra y como su rostro adquiría los diferentes tonos que en su vida quedaron arraigados. Todo era un conjunto de emociones conflictivas que tenían una razón ferviente en el interior de la rubia. Lo sabía; podía sentirlo emanar de ella como una llama vivaz que se rehusaba a extinguirse sin importar la adversidad.

La mirada del azabache siguió a la mujer en cada paso que daba hasta que se situó en el centro. En aquel escenario donde las miradas se juntaban y las bestias devoraban la consumada carne que danzaba con la gracia que pocos tenían. Fue sorpresivo ver que diera tan buen uso del tubo, mucho más por esas palabras que desentrañaban el misterio que se había creado por su nombre. Ahora ya la conocía, o mínimamente, una parte de su vida. En todo caso, no tenía nada que decirle respecto a su pasado. Él vivió su vida como mejor pudo, aunque esa ilusoria perfección conllevara a un río de sangre.

Una vez volvió, el hombre tomó el cigarrillo entre sus falanges para suspirar.– ¿Acaso buscas embriagarme, Quinn? –bastaba con que la llamara de esa forma para expresar que conocía todas sus vivencias pasadas, pero la entonación sarcástica en las que bañó sus palabras provocaron un ligero jugueteo. Aún así, negó con ligeros movimientos de su cabeza.– Ulybka zhenshchiny yadovita... –soltó una carcajada que duró unos cuantos segundos, devolviendo el cigarro a sus labios para tener la mano libre y así conseguir acercar el vaso que le habían ofrecido.– Bebe y olvida que tienes esas cicatrices. –claramente no hablaba de algo visual, sino de aquellas que tenía en el alma. [/code]
 
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As1526751 · M
[code]No encontraba sentido en brindar por su nombre, al menos no por celebrar algo tan idiota como el gusto por una abreviación. La mujer realmente era un misterio y no conseguía seguir su línea de pensamientos, así que se resignó y elevó el vaso de cristal para brindar como se había dicho en un principio. Bebió hasta la última gota, soltando un ligero suspiro tras eso para dejar el vaso sobre la mesa.

Observaba de reojo a la rubia. Se veía vivaz por esa infantil forma en que actuaba; totalmente sonriente y dócil en la interacción como si esperaba conseguir un amigo tras todo el intercambio de palabras. No podía prometerle eso, pues la vida del hombre yacía en una turbulenta situación que terminaría en más derramamiento de sangre. Sí, era lo único que sabía hacer después de haber vivido tanto tiempo en la parte más oscura de la sociedad. Un infinito vórtice que tragaría a cualquiera y lo llevaría a su muerte si no era lo suficientemente fuerte para mantenerle la vista al infinito vacío.

Encontró una oportunidad para saber más de ella en el hecho de que hablara de su antiguo trabajo, así que atacó con delicadeza.– ¿Y cuál era tu trabajo para que te acostumbraran a esto? –tomó el cigarrillo entre los falanges más largos, dando una última calada para terminar apagando el tabaco en el cenicero. No obstante, fue sorpresivo que la mujer se acercara más y le ofreciera la bebida con más intimidad y ahínco por acortar distancias, pero no mostró desagrado. Inclusive eso ayudaría a desentrañar el misterio viviente que era ella. Accedió a beber más, negando después.– Servicial, atractiva y con un extraño carisma. ¿Eras alguna especie de dama de compañía? –su mirada se clavó sobre la ajena, incitándola a que hablara de más. Si tenía razón o no era secundario, lo importante era mantener centrada la conversación en ella.[/code]
As1526751 · M
[code]Estaba cansado mentalmente como para prestar mucha atención al vómito verbal que escupía la fémina. Antaño era alguien que prefería el silencio, y al parecer, seguía intacto ese pequeño gusto cuando invadían su espacio personal. No obstante, su mirada se fijó rápidamente sobre la rubia ante su nombre. Había escuchado hazañas, rumores y advertencias sobre un nombre similar. Historias que dejarían como idiotas a los "valientes" que yacían en el bajo mundo. Desconocía realmente que era lo que deseaba acercándosele, pero posiblemente estaba pensando de más las cosas y una fuerte punzada atravesó su cerebro para dejarlo frío; sin deseos de dar más rodeos al asunto. Simplemente se limitaría a continuarle el juego y saber que traía entre manos.

Asintió con la cabeza ante la incógnita lanzada, sobre todo porque estaba dispuesta a compartir de su bebida y eso era algo especial para sus creencias nativas, y aunque su trabajo le había hecho desconfiar de bebidas ofrecidas por extraños, no mostró duda en beber el contenido con el deseo oculto de que contuviese veneno, pero no fue así.

Notó como el humo parecía molestarle con esa disimulada tos, pero continuó para torturarla un poco y probar su determinación por permanecer sentada en su mesa; era una prueba. Aún así, la manera en que cuidaba sus palabras y su comportamiento le hizo sentir un ligero vacío en su pecho. Se notaba a leguas que su interacción social estaba oxidada, tanto como la de él, y por eso mismo, podía entenderla sin necesidad de conocerla.– Alek... Llámame así. –respondió con un deje de nostalgia en su tono de voz. Memorias brotaron de esa abreviación de su nombre, pero ocultó el sentimiento con un pesado suspiro y una calada del cigarro. Aprovechó su pantalla de humo para dejar el tabaco entre sus labios, permitiéndole extender la diestra hacía la mujer y, lentamente, deslizar el índice por la zona del entrecejo femenino.– Pochemu tak napryazhenno? Relájate, mujer. –retiró su tacto del rostro ajeno tan pronto como terminó sus palabras.[/code]
As1526751 · M
[code]Estaba tan envuelto en sus decaídos pensamientos que ignoró completamente las palabras de la mujer que se había acercado. Todo podría haberse tornado incómodo, pero gracias a un movimiento de su cabeza el hombre azabache logró observar la presencia dócil y amigable de la fémina.– ¿Y tú quién eres? –entrecerró la mirada, intentando enfocar el rostro ajeno en la penumbra que se generaba por la poca iluminación que existía. Así le gustaba, así lo prefería para ahogarse en alcohol.

Negó varias veces con la cabeza y tragó saliva. Nada. No la recordaba de ningún sitio, aunque dudaba tener la capacidad de recordar algo en ese momento.– Vy zabludilis'? –cuestionó con un claro tono socarrón. Sus grisáceos ojos se cerraron y rebuscó entre los bolsillos de su chaqueta de cuero negro. Ignoraba el hecho de que había preguntado en su idioma natal, por lo que continuó esperando respuesta conforme obtenía lo que venía buscando; una cajetilla de cigarros. No mostró preocupación en sí el aroma molestaría, por lo que llevó el cigarro hasta sus labios y lo encendió para dar una profunda bocanada que soltaría segundos después. Aunque sí se tomó la molestia de expulsar el humo al lado contrario donde yacía la mujer.[/code]
As1526751 · M
[code]La muerte no había terminado con él como había ansiado, pues una simple siesta había obtenido a cambio. Despertar años después de su supuesta muerte desequilibraron sus pensamientos, y ahora, yacía envuelto en dudas que acompañaba con alcohol y tabaco. La chispa que lo mantenía vivo en un infierno constante se apagó y ahora era la sombra de su antiguo yo.

Como de costumbre, se encontraba en un bar de mala muerte. Ya era cliente frecuente, y los problemas que había causado no eran suficiente para que el dueño desaprovechara ese huevo de oro. Mayormente lo dejaban ser, reservándole una mesa en lo más profundo del local. No porque fuera VIP, sino porque lo mantenía alejado de los demás hombres alcoholizados que buscaban pelea con el más mínimo roce. Y aunque se labró una rápida reputación en el lugar, seguían existiendo descerebrados que pensaban derrotarlo en un cruce de puños.

Ya era de noche, pero la actividad nocturna era muy alta en la zona.– Gorod kotoryy nikogda ne spit... –habló para sí mismo. Con la zurda sujetó la botella de vodka para dar un trago de ella y devolverla a la mesa con un brusco movimiento que provocó un fuerte sonido que retumbó. Las miradas no tardaron en colocarse sobre él, y sin prestar atención a eso, continuó bebiendo. No tenía reparo, no tenía objetivos ni mucho menos deseos de continuar. Y eso podía percibirse con solo mirarlo; era un cascarón vacío.[/code]
SWs1578316 · 36-40, M
| Hola ¿A que hora sales por el pan? [?]