Pensó internamente el rubio que no deja de ver a través de la ventanilla cual niño observando una jugueteria. Pero hay algo que si pudo distinguir y eso son los locales de comida ¡Grandes locales de comida que tienen en sus carteles fotos de hamburguesas y demás platillos sabrosos! Eso que corre en sus pies no es un río, es más bien su baba que sale en forma de cascada.
—¿Eh?—
Se bajó del auto con mucho cuidado, es tan extraño, no sabe en donde está tocando pero tampoco quería romper nada.
—¡Bueno si..! Verás, en mi mundo recorro grandes países y ciudades al lado de mi amiga Rina. Con ella hemos tenido aventuras alucinantes, venciendo delincuentes, demonios, y monstruos! ¡Hay una comida deliciosa y.. y.., dragones por todos lados! ¡Una de mis amigas es una chica dragón y puede convertirse en uno! —
Continuó mientras lo seguía muy contento. Se había olvidado que ya no está en su mundo.[/i]
