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◊ The Black Parade #3 The Sharpest Lives.

❝—The sharpest lives are the deadliest to lead.❞
| Para los interesados, recuerden leer desde el comentario de más abajo.
 
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HK1543510 · M
entregada a miembros directos de su propia familia, y él la tenía por que aquel hombre lo consideraba como su propio hijo. No todo el mundo tiene la fortuna de haber tenido dos padres.

—El me dijo una vez que las vidas intensas son las más letales, ahora entiendo por que. —Por primera vez en su vida se preguntaba si su labor lo había llevado a ese punto sin salida, a las puertas de la muerte.

Negó rápidamente, había vivido como quiso, él eligió no hay razón para arrepentirse, no hay razón parar mirar hacía atrás.
HK1543510 · M
—Yo también la extraño. —Agregó mientras llevaba su mano derecha hacía uno de sus rebeldes mechones de cabello negro y empezaba a jugar con el mismo. —Pero ella no debe saber nada, muchacho. —Finalmente se sentó, en la orilla, buscando que el can se acercará a el, sin dudar camino lentamente hacía su dueño quien empezó a hacerle cariños en su cabeza con una sonrisa amable que tan solo contadas personas habían podido presenciar.

—Tranquilo, tu vas a estar bien, ella cuidara bien de ti cuando me marche. —Lo había anotado ya, en su testamento, sabía que no lo iba a rechazar, después de todo el azabache no tenia corazón para dejar a su fiel compañero en un refugio. Pero había otra cosa que lo hacía pensar, su otra compañera.

—Siento que le fallé a mi maestro, seguramente me dará una lección cuando nos reencontremos. —Le dijo al perro, su katana había sido legada por su ahora difunto maestro, era un arma que únicamente debía ser {...}
HK1543510 · M
Dicen que cuando las personas se encuentran en un estado terminal siempre se les da por recordar toda su vida, Haru lo hacía. aunque sus memorias en ese momento solo lo llevaban a la chica que lo abandono, pero el dejo que lo hiciera, uno de sus más grandes arrepentimientos en todo el mundo. En ese preciso instante no sabía que hacer, tenia demasiados sentimientos encontrados, y era normal, ¿no? Pero hay algo que no desaparecía ni siquiera en su situación; su orgullo.

Se encontraba acostado en su cama boca arriba, tenía vídeo juegos, bocinas y TV de lujo, pero prefería mirar el techo pensativo antes de distraerse con alguna de sus cosas materiales, ya había disfrutado mucho de eso en vida, aunque solo dedicarse a pensar no era la mejor opción ni mucho menos.

—Solo necesito tiempo para recordar. —Murmuró, se lo dijo al perro que había adoptado años atrás quien lo miraba con tristeza como si supiera y entendiera lo que inevitablemente pasaría. [b] — {...}

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