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Esa noche sin duda todo iba en mal en peor. Desde antes de dar inicio a esa fiesta, hasta mucho después cuanto esta finalizó, ocasionando que tanto sus impulsos como los del Monarca terminen en una situación bastante complicada. A esas alturas el pelirrojo estaba demasiado frustrado y dolido por todas esas situaciones que escapan de sus manos, así como también ese repentino rechazo, el cual provocó miles de ideas negativas en su cabeza, las mismas que no le dejaron dormir en toda la noche, pese a intentarlo, su mirada estaba estática en un rincón, abrazado a la almohada [...]
 
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*Tan sólo ver como sus lágrimas no dejan de salir de esos ojos turquezas, el esparvus, sin más, besos los labios del muchacho, largamente, para tranquilizarlo, y, por supuesto, para hacerle saber que, pese a que cumplirá el castigo, exigido por su madre, no sería para él más que un suplicio, por igual.*

Ojalá en este momento no fuera inmune a los somníferos. Podría arreglarlo fácil con eso...

*Musita con suavidad, cuando se separa de él, tras el beso, para luego añadir, en un tono carente de emoción, como si él mismo, por igual suprimiera, las suyas, para tolerar lo que vendría después.*

Intentaré ablandar el instrumento, lo más que se pueda, para que no lastime demasiado...
HC1564418 · M
-Aquel grito ocasionó que no solo diese un pequeño saltito en el lugar, sino que sus párpados se cerrarán rápidamente y por inercia, sus brazos se acomodaron a la altura de su rostro para ocultarse unos instantes, estaba seguro que iba a ser golpeado por sus palabras pero al momento de sentir ese tacto en sus mejillas, poco a poco fue bajando sus brazos, mismos temblorosos, cuyas manos instantes después de posaron sobre las ajenas, sujetándose de aquellas, escuchando todo lo que tenía para decir.

Sin duda le reconfortaba bastante escuchar aquello, nunca nadie había dado tanto por él, no de ese modo genuino, pese a ello, sus lágrimas no paraban de caer, toda la angustia que había acumulado a lo largo de los días, por fin estaba saliendo a la luz y por supuesto ese llanto se hizo más evidente, ya que de esos labios tembloroso manifestó un angustiante y ahogado grito.- Eberhard...
(...) haría de nuevo, no me arrepiento de nada. Pero siempre me he encontrado solo, y no me daba cuenta que yo mismo, me estaba convirtiendo en no más que una criatura que sólo actúa por instinto. Tú eres ese pequeño santuario que necesito, y que quizá muchos necesiten, pero no se atrevan a admitirlo, y que sólo a mi me tocó la suerte de caer en mis manos.
¡Ya basta! *Exclama de pronto, volteando hacia el Petirrojo, para ir hacia él, y, si en un inicio parecía que iba a golpearlo, sólo sujeta su ostro, entre sus manos, para hablar con él más de cerca.* Deja de repetirte que no eres necesario, por que no es así... lo eres, lo eres para mi...

*En aquel momento, y viendo las lágrimas en su rostro, sin más, las limpia, sin detenerse a pensar demasiado sobre su propia reputación. A esas alturas, ya se había hartado de todo aquello, los sermones de sus familiares, lo tienen más que harto. Sin más, continúa con mayor calma.*

Es cierto que he cambiado, yo mismo lo he notado, pero no lo hice en absoluto por ningún maldito engaño o lo que sea que ellos piensen. Desde el inicio me encuentro atrapado en una mierda sin fin. Donde los poderosos matan siempre para obtener más poder. Desde el inicio me he visto obligado, tuve que convertirme en un asesino para vivir. Y, lo (...)
HC1564418 · M
-A todo momento se mantuvo en silencio hasta después de llegar a la habitación del Monarca junto a este, por supuesto que esa reacción violenta por su parte, así como también tales palabras le generó un profundo mal estar en su pecho, algo que por su culpa había causado, una vez más, como siempre lo hacía, como todos le habían dicho "eres un estorbo", por más positivo que trataba de estar en esos momentos, solo ladeó la cabeza con molestia y pronto sus lágrimas no tardaron en manifestarse.-

¿Por qué te tomas tantas molestias conmigo? ¿Para qué hacerlo? Soy solo el causante del mal estar de todos, desde que nací que es así... Solo desechame, así como dijo tu madre... no sirvo para nada. -Musitó aquellas palabras en un tono quebradizo junto a un nudo en su garganta, mientras hacía esfuerzos sobre humanos para no llorar con más fuerza.-
*Después de aquello, el esparvus se retira de la habitación, más que furioso, llevándose consigo al pelirrojo, para ir directamente a sus aposentos.

Tras llegar ahí, y hacer entrar al chico, permanece unos minutos en silencio, para luego dar un golpe a la pared, en completa furia, provocando que en la misma, haya una abolladura a otro lugar de la pared.*

¡No ha servido de nada... de nada!

*Ruge para sí, furioso. Pues, todo aquello, la operación de la noche anterior, la había hecho para salvarlo a él. De saber que, al seguir todo con normalidad, que aquel ser no tenia siquiera intención de dañarlo, de que corría más riesgo al lado de su madre, que cerca de él. No habría hecho ninguno de esos estúpidos planes que llevaron a eso.*
HC1564418 · M
-Ya no tenía mucho más para decir, a esas alturas ya se había resignado por completo, pero aún así estaba preocupado por como tomaría aquello su amo, a quien solo miró con algo de incomodidad ya que, se había dado cuenta, que gracias a su presencia, este estaba haciendo todo lo que alguna vez le contaron que hacía, obedecer rajatable sus propias reglas, así como castigar severamente a quienes las incumplían y sobre todo, anteponerse a las decisiones de su madre.

Pese a ya haberse preparado mentalmente, el simple hecho de cumplir su sentencia en pleno del crepústulo hacía que su cuerpo de estremezca, imaginándose el tortuoso frío que se apoderaría de su ser. Ni siquiera le importaban los latigazos, era el frío su principal preocupación en ese instante.-
(...) creciente odio hacia ella.*
Aún ante el hecho de que, la larva no tiene permitido opinar. Es increíble que mejor él, un ser tan débil, acepte las consecuencias, que tú, Monarca de una raza guerrera.

*Por supuesto que las palabras de aquella Dama, hacen que el fuego interno del esparvus hierva, tan sólo de furia, y esté conteniendo enormemente aquello, para no devastar todo el maldito castillo.

Sin embargo, intentando controlarse, mira de reojo al muchacho, quien se mantiene callado y servil, ante todo, para, terminar accediendo.*

Muy bien... pero yo decidiré el momento.

Oh no. Será cuando el crepúsculo esté en pleno. Justo cuando transita todo a ser la fría noche. Entonces el helado viento será favorable...~


*Por primera vez, desde la ocasión que, de joven, siendo apenas un paladín recién nombrado, que le reprochó, el hecho de ser un niño desamparado, sin que nadie se acordase de su existencia; desde aquello, siente en el momento un (...)
HC1564418 · M
-Por parte del pelirrojo, quien luego de beber aquel brebaje, se mantuvo en completo silencio, con la cabeza agacha, sin siquiera moverse de donde estaba, pensando en muchas cosas respecto a su castigo y como reaccionaría su señor cuando se enterase de lo que iba a pasar. Por supuesto que su llegada fue algo que lo exaltó bastante, más porque lo defendía de esa forma tan condescendiente por algo que el muchacho hizo mal y que a meritaba un castigo, castigo que ya se había preparado mentalmente desde anoche para recibirlo sin objeción alguna.

Claro que esa insistencia por defender su integridad fue algo que lo hizo molestar, así que, sin importarle que tan insolente fuese en ese instante, expuso lo que tenía para decir.- No incumplas tus propias reglas por cuidarme. Castigame, lo merezco...

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