*Por un momento, el esparvus observa metódicamente la reacción del pelirrojo, tranquilizándose antes de responder.* ¿Qué es lo que extrañas de ese lugar, si te disgustaba tu vieja vida?

*Aún, con todo lo que ha aprendido a leer de los humanos, según su miedo, el cual puede oler cuando prolifera, o los latidos de los corazones, aún le parece un enigma por completo, el como algunos son tan diferentes unos de otros.

Había visto, en el pasado, y cuando terminó perdido en el mundo de los mismos, como unos disfrutaban la violencia, tanto o más que alguien de su raza, de hecho, no le parecían muy diferentes de un esparvus, salvo su cuerpo que sin dudar, era más débil que el de uno. Y, los había otros que servían en sus milicias, pero despreciaban por completo matar, o ver morir a alguien de su especie, incluso de sus enemigos.*

-Era algo que esperó, una respuesta totalmente agresiva por parte del mayor. Cerró sus ojos por instinto cuando la mano ajena se aproximo a su cuello, iba a defenderse pero no pudo hacerlo por la violenta sacudida que erizó su piel del pavor. Iba a ser golpeado o peor aún, violado nuevamente por este y eso era lo que no quería, aunque su mayor miedo sin lugar alguno era regresar al campo de batalla. La simple mención de este ocasionó que su mirada se torne en completa sumisión, se había calmado de un momento a otro y más ahora cuando era visto por esos ojos asesinos.- Lo lamento amo, no quiero eso.

*Ante la respuesta, el esparvus sólo tensa la mandíbula en una muestra de clara exasperación contenida.
Por unos segundos se queda impavido, para tomarlo por el cuello y con fuerza lo termina azotando a la cama, para posicionarse sobre él y aprisionar ambas muñecas, a los lados de su cabeza.
Su semblante, en ése mismo momento era la expresión de la furia y, los vestigios del asesino que hace años aterrorizaba al bajo mundo con su violencia inusitada.*
¡¿Quieres regresar a jugar al soldadito cuando aquí, gracias a mí, tu nulo pellejo está a salvo por mi?!

Me gustaría que me dejes ir a mi Planeta. -Respondió con una amplia sonrisa, bastante desafiante, pese a que si tenía miedo de ser reprendido más de la cuenta.-

*Con sus reflejos, atrapa la almohada en el instante, sonriendo con cierta burla.* Sigue ésa insolencia tuya...
Éso debería dejarte claro que soy generoso contigo, ¿o acaso piensas que los ciervos de otros esparvus tienen la misma suerte? ¿Deseas que comience a tratarte como lo hacen con ellos?

-Mientras el mayor hablaba, aprovechó para tomar la almohada a su lado y se la lanzó en el rostro para callarlo.-

¿Mal? ¿Según quién? En mi mundo las cosas son diferente. Y nosostros tenemos derecho de tomar como queramos, a quien nos venga en gana. ~

Yo no tengo la culpa de ser violado. El que estás mal eres tu.

Tú me provocas con ésto, ¿y después lloriqueas que te "violo"?