Abrió la boca levemente ante tal hechizo simple de la pelimorada que se encontraba frente a él, da igual las veces que lo viera la magia y sus infinitos usos nunca dejaba de sorprenderle.
— Por supuesto, la cocina y la repostería son talentos de los que estoy muy orgulloso. Pero veo que tu habilidad con la magia supera mi habilidad culinaria.
¡Me encanta ese sabor! En ese caso veamos, voy a hacer aparecer unas bebidas, quizá puedan ir acorde a nuestra cena. - Aplaudió dos veces apareciendo de la nada un par de chocolates calientes con suficiente crema batida y chispas de colores.- ¡Vuala! ¿Sabes cocinar eh? Soy un desastre en esas cosas manuales.
