El postre que le golpeó, manchó por completo el traje de gala que usaría para asistir a la fiesta de cumpleaños de su familiar. Con su traje arruinado, sus ojos azules destellaron en dos luces plateadas que sobresalían en su rostro oscuro como la noche.

-Sebastián, por favor, asiste en mi lugar a la fiesta y habla mucho con mi tía Amber -Ordenó-. Ojou-san y yo tenemos unos asuntos que hablar.

Caminó hasta aquel gusanito y lo levantó con un brazo sujetándolo de uno de los listones envueltos.

-Ojou-san, ahora que lo pienso, no le he enseñado la clase de pociones. ¿Qué le parece si le preparo algunas y las prueba? ¡Vamos! ¡Tenemos toda la noche! ¿Me pregunto en qué se convertirá. ¿Un gato? ¿Un loro? ¿O una ardilla?