GumballSweetprinceBubbagum

Su sonreir se disipó convirtiéndose en una línea recta de lado a lado. Entendiendo a la perfección, sí era bien conocido, Lee tampoco era paciente, bufó y trató de contener dichos impulsos de muchachito rebelde que le caracteizaban. Suspiró.
―Así como tú eres el más divertido del mundo majestad...― Diría con desgano, en modo de cántico de cierta forma, rodó sus ojos y elevó con ligereza sus hombros.

Sus labios se tuercen, y nuevamente revisa algo que poder degustar en su corta visita al azucarado lugar, de pronto; a su mente llega la idea de succionar el rosa de la cabellera del contrario, ¡Eso sin duda le traería diversión y regocijo! Así mismo. Más lucho contra ello.
― Tú no. Fue tu, éste sujeto... ¿Cómo es que se llama? ― Mencionó y con su dedos, se tocó la frente, haciendo una presión en sus párpados. ― ¿Mantequilla? ¿Matecoso? Ah, no lo sé, pero es tu mayordomo. Fue él, ella, eso... ―[?]
Sé estaba conteniendo lo suficiente para no hacerle una jugarreta que acabará con toda la conversación entablada, o lo poco de ella. Ni siquiera él mismo sabía que hacía en dicho lugar donde su presencia no era bien requerida, aún se cuestionaba el porque Gumball lo invitaba a sus eventos de vez en cuando.
― Ah, comprendo. Realmente tú querías verme y ahora lo niegas, tranquilo Gumwwwa. Tu secreto estará a salvo. Cómo sabes también tengo cosas que hacer, por lo que entenderás que debo irme y si sólo querías hablarme para tu diversión, ¡Perdiste tu oportunidad! ~― Sentenció y antes de agregar algo más se hizo un pequeño murciélago, aún con sus despeinada hebras y se dirigió lo más cerca de la ventana que pudiese.