― Lo teatral no se te quitará ni con una baño de ácido viscoso, ¿cierto? Mjmj. ― Carcajeó yéndose tras de el dulce gobernante, siguiendo aquel juego de egos y sarcasmos de años atrás. ― Hagamos algo divertido, puedes dejar a tu amiguito a cargo o escaparte sin decirle, no creo que se caiga el castillo si te vas.
― Infortunio. ¿Bromeas?, a quién dejaría... ¡Hey!, tranquilo Bubba, es divertido sacarte uno que otro susto u coraje, Infortunio es no haberte llevado a un futuro infarto, Peroooo, eso a decir que es como un tipo de, necesidad es extraño. ― Quizás muy, muy, muy profundo y más profundo de lo profundo si lo echo de menos. (?)
Su sonreir se disipó convirtiéndose en una línea recta de lado a lado. Entendiendo a la perfección, sí era bien conocido, Lee tampoco era paciente, bufó y trató de contener dichos impulsos de muchachito rebelde que le caracteizaban. Suspiró. ―Así como tú eres el más divertido del mundo majestad...― Diría con desgano, en modo de cántico de cierta forma, rodó sus ojos y elevó con ligereza sus hombros.
Sus labios se tuercen, y nuevamente revisa algo que poder degustar en su corta visita al azucarado lugar, de pronto; a su mente llega la idea de succionar el rosa de la cabellera del contrario, ¡Eso sin duda le traería diversión y regocijo! Así mismo. Más lucho contra ello. ― Tú no. Fue tu, éste sujeto... ¿Cómo es que se llama? ― Mencionó y con su dedos, se tocó la frente, haciendo una presión en sus párpados. ― ¿Mantequilla? ¿Matecoso? Ah, no lo sé, pero es tu mayordomo. Fue él, ella, eso... ―[?] Sé estaba conteniendo lo suficiente para no hacerle una jugarreta que acabará con toda la conversación entablada, o lo poco de ella. Ni siquiera él mismo sabía que hacía en dicho lugar donde su presencia no era bien requerida, aún se cuestionaba el porque Gumball lo invitaba a sus eventos de vez en cuando. ― Ah, comprendo. Realmente tú querías verme y ahora lo niegas, tranquilo Gumwwwa. Tu secreto estará a salvo. Cómo sabes también tengo cosas que hacer, por lo que entenderás que debo irme y si sólo querías hablarme para tu diversión, ¡Perdiste tu oportunidad! ~― Sentenció y antes de agregar algo más se hizo un pequeño murciélago, aún con sus despeinada hebras y se dirigió lo más cerca de la ventana que pudiese.
Sus orbes se posaron en los alegres colores de la cocina, preguntándose nuevamente; ¿Cómo es que él príncipe podía no hartarse de ellos?, dos minutos ahí y él ya los detestaba. Fue entonces que nuevamente prestó la debida atención al príncipe del Dulce Reino. ― Ah, ¿Qué? ― Expresó mientras hurgaba su nariz despreocupado, seguramente eso le irritaría más al contrario, por lo que no paro hasta nuevamente sonreirle. ― Bubba, Piénsalo. ¿El rey de los vampiros extrañamente te echaría de menos por qué....? ― Añadió cerrando sus párpados y recostando su cuerpo sobre la nada, elevó su diestra y con ella juguetería. ― Vamos al grano. ¿Qué quieres de mí? O ya sé, te diré quién fue quién me mando llamar Y, lo reprendes. Oferta limitada, majestaaad.~ ― Siseó al insinuar dicha jugarreta, la risa salió diabólica en conjunción de la elevación de su labio superior para que su colmillo vampírico hiciera aparición.
Le doy un toque de diversión a tu día, Bubba. Además, cada cuando me ves aquí, ¿cinco veces anuales? - Cuestionó sarcástico, así mismo no reprimió una melódica y maliciosa risotada.- Creo que te equivocas. - Se dirigió nuevamente hasta él, aún hablándole a su espalda. Notó un par de dulces rojos sobre la barra, por lo que no dudo en tomar uno.- Quizás tus súbditos idearon esta broma para ti.~ Digo, sí te irrita verme y yo sólo vengo a molestar.. No sé como pueda afectarme a mi su azucarada majestad ¡Jajá! ¡Cielos Bubba! ¿A quién hiciste ir con Lady limón agrio para que te fastidien? (?)
Hó, muchísimas veces, Y, ¡Oh! Curiosamente en todas esas ocasiones has sido tú, Bubba. Vamos, vine porque según uno de tus súbditos... querías verme. -Tan pronto como llega decide buscar algo "dulce" en el lugar para poder comer y hacerle irritar más. -¿?
