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SW-User
Out: Con todo el gusto.
On: Tranquilo sería el sonar del océano, al parecer, a pesar de la gelidez de aquellas nórdicas tierras, Asgard estaba en su temporada de menos tormentas, por lo que los comerciantes de reducidas naciones se aventuraban a navegar por sus mares para llevar demás elementos que en la congelada nación escasearan, no se producieran o simplemente ir a probar suerte con innovadora mercancía. A pesar del susurro del viento blanquecino, el navío logró llegar a puerto a salvo, con leves percances por la nieve y el hielo del océano pero nada fuera del otro mundo. Se trataba de una embarcación Inglesa que pretendía comerciar con porcelanas, pieles y otros productos muy de su sociedad y que tal vez gustarían a la nórdica. Llegarían para el atardecer, sintiendo la oscuridad nocturna que le pisaba los talones, pero sintiendo alivio por llegar; algunos hombres y marinos de Asgard aparecerían para recibir a los tripulantes, dejando el desembarque para el día siguiente y prefiriendo ir a entibiecer sus cuerpos con cervezas y demás festividades con las que los asgardianos les recibieran de grata manera. Aquella gran embarcación se quedaría solitaria, solo con un hombre abordo que cuidara de todo, pero el que ya se hubiera rendido al arrullo de los oneiros.
La humedad de la habitación en la que estuviera comenzaría a cristalizarse levemente, quedando con brillos albinos que se reflejaran en tonos multicolores con la caricia de los rayos de aquella luna que particularmente se dejara ver esa noche. Que suerte que las nubes se habían despejado un poco, por lo menos con eso no se sentiría tan sola, en especial al verse rodeada con el frío que poco a poco la alcanzaba y bajaba la temperatura de la poca agua que tenía a su alrededor. El líquido de traslúcido color la cubriría por completo gracias al contenedor en el que ella precisamente se encontraba encerrada, atada del cuello y de su aleta. Había sido la prisionera de la embarcación, guardada en secreto para un fin desconocido ¿Qué le esperaría? ¿Qué podrían hacer con ella? Era algo que prefería olvidar, por lo menos cuando se amparaba en las estrellas. En la soledad de la bahía reinó por un momento el susurro de los eolos frívolos, los cuales acunarían las suaves notas que ella ahora entonara desde su encierro, habían aprisionado su cuerpo, pero nunca la voz con la que le dedicara cantos a la luna misma. Aunque acallada por la inmensidad del navío, su canto se filtraría por a pequeña ventana que tuviera su pequeña habitación en las bodegas, desde donde sus ojos apreciaran a la dama blanca.
—Oh, where is my angel eyes?....Excuse me while I disappear.....Angel eyes, angel eyes —
On: Tranquilo sería el sonar del océano, al parecer, a pesar de la gelidez de aquellas nórdicas tierras, Asgard estaba en su temporada de menos tormentas, por lo que los comerciantes de reducidas naciones se aventuraban a navegar por sus mares para llevar demás elementos que en la congelada nación escasearan, no se producieran o simplemente ir a probar suerte con innovadora mercancía. A pesar del susurro del viento blanquecino, el navío logró llegar a puerto a salvo, con leves percances por la nieve y el hielo del océano pero nada fuera del otro mundo. Se trataba de una embarcación Inglesa que pretendía comerciar con porcelanas, pieles y otros productos muy de su sociedad y que tal vez gustarían a la nórdica. Llegarían para el atardecer, sintiendo la oscuridad nocturna que le pisaba los talones, pero sintiendo alivio por llegar; algunos hombres y marinos de Asgard aparecerían para recibir a los tripulantes, dejando el desembarque para el día siguiente y prefiriendo ir a entibiecer sus cuerpos con cervezas y demás festividades con las que los asgardianos les recibieran de grata manera. Aquella gran embarcación se quedaría solitaria, solo con un hombre abordo que cuidara de todo, pero el que ya se hubiera rendido al arrullo de los oneiros.
La humedad de la habitación en la que estuviera comenzaría a cristalizarse levemente, quedando con brillos albinos que se reflejaran en tonos multicolores con la caricia de los rayos de aquella luna que particularmente se dejara ver esa noche. Que suerte que las nubes se habían despejado un poco, por lo menos con eso no se sentiría tan sola, en especial al verse rodeada con el frío que poco a poco la alcanzaba y bajaba la temperatura de la poca agua que tenía a su alrededor. El líquido de traslúcido color la cubriría por completo gracias al contenedor en el que ella precisamente se encontraba encerrada, atada del cuello y de su aleta. Había sido la prisionera de la embarcación, guardada en secreto para un fin desconocido ¿Qué le esperaría? ¿Qué podrían hacer con ella? Era algo que prefería olvidar, por lo menos cuando se amparaba en las estrellas. En la soledad de la bahía reinó por un momento el susurro de los eolos frívolos, los cuales acunarían las suaves notas que ella ahora entonara desde su encierro, habían aprisionado su cuerpo, pero nunca la voz con la que le dedicara cantos a la luna misma. Aunque acallada por la inmensidad del navío, su canto se filtraría por a pequeña ventana que tuviera su pequeña habitación en las bodegas, desde donde sus ojos apreciaran a la dama blanca.
—Oh, where is my angel eyes?....Excuse me while I disappear.....Angel eyes, angel eyes —