100+, M
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M1536495 · F
Agregarme en todos tus perfiles, bueno en este no lo hiciste </3.
G-Gomen... Ya no mencionare ese color ;n;
G-Gomen... Ya no mencionare ese color ;n;
¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡ROSAAA!!!!!!!!!!!!!!!
M1536495 · F
Cambia de cuenta y nombre como de calzones o me elimina?;n;
Nyanya o(>)3(<)o le daré golpes rosados <3
Nyanya o(>)3(<)o le daré golpes rosados <3
ChamCham · F
R/Off:
Le agradezco el agrego, cuando desee podemos iniciar. Saludos.
Le agradezco el agrego, cuando desee podemos iniciar. Saludos.
ShizumaruHisame · M
R/Off: Muchas gracias por agregar, será un placer realizar una interesante historia con usted.
SW-User
Out: Con todo el gusto.
On: Tranquilo sería el sonar del océano, al parecer, a pesar de la gelidez de aquellas nórdicas tierras, Asgard estaba en su temporada de menos tormentas, por lo que los comerciantes de reducidas naciones se aventuraban a navegar por sus mares para llevar demás elementos que en la congelada nación escasearan, no se producieran o simplemente ir a probar suerte con innovadora mercancía. A pesar del susurro del viento blanquecino, el navío logró llegar a puerto a salvo, con leves percances por la nieve y el hielo del océano pero nada fuera del otro mundo. Se trataba de una embarcación Inglesa que pretendía comerciar con porcelanas, pieles y otros productos muy de su sociedad y que tal vez gustarían a la nórdica. Llegarían para el atardecer, sintiendo la oscuridad nocturna que le pisaba los talones, pero sintiendo alivio por llegar; algunos hombres y marinos de Asgard aparecerían para recibir a los tripulantes, dejando el desembarque para el día siguiente y prefiriendo ir a entibiecer sus cuerpos con cervezas y demás festividades con las que los asgardianos les recibieran de grata manera. Aquella gran embarcación se quedaría solitaria, solo con un hombre abordo que cuidara de todo, pero el que ya se hubiera rendido al arrullo de los oneiros.
La humedad de la habitación en la que estuviera comenzaría a cristalizarse levemente, quedando con brillos albinos que se reflejaran en tonos multicolores con la caricia de los rayos de aquella luna que particularmente se dejara ver esa noche. Que suerte que las nubes se habían despejado un poco, por lo menos con eso no se sentiría tan sola, en especial al verse rodeada con el frío que poco a poco la alcanzaba y bajaba la temperatura de la poca agua que tenía a su alrededor. El líquido de traslúcido color la cubriría por completo gracias al contenedor en el que ella precisamente se encontraba encerrada, atada del cuello y de su aleta. Había sido la prisionera de la embarcación, guardada en secreto para un fin desconocido ¿Qué le esperaría? ¿Qué podrían hacer con ella? Era algo que prefería olvidar, por lo menos cuando se amparaba en las estrellas. En la soledad de la bahía reinó por un momento el susurro de los eolos frívolos, los cuales acunarían las suaves notas que ella ahora entonara desde su encierro, habían aprisionado su cuerpo, pero nunca la voz con la que le dedicara cantos a la luna misma. Aunque acallada por la inmensidad del navío, su canto se filtraría por a pequeña ventana que tuviera su pequeña habitación en las bodegas, desde donde sus ojos apreciaran a la dama blanca.
—Oh, where is my angel eyes?....Excuse me while I disappear.....Angel eyes, angel eyes —
On: Tranquilo sería el sonar del océano, al parecer, a pesar de la gelidez de aquellas nórdicas tierras, Asgard estaba en su temporada de menos tormentas, por lo que los comerciantes de reducidas naciones se aventuraban a navegar por sus mares para llevar demás elementos que en la congelada nación escasearan, no se producieran o simplemente ir a probar suerte con innovadora mercancía. A pesar del susurro del viento blanquecino, el navío logró llegar a puerto a salvo, con leves percances por la nieve y el hielo del océano pero nada fuera del otro mundo. Se trataba de una embarcación Inglesa que pretendía comerciar con porcelanas, pieles y otros productos muy de su sociedad y que tal vez gustarían a la nórdica. Llegarían para el atardecer, sintiendo la oscuridad nocturna que le pisaba los talones, pero sintiendo alivio por llegar; algunos hombres y marinos de Asgard aparecerían para recibir a los tripulantes, dejando el desembarque para el día siguiente y prefiriendo ir a entibiecer sus cuerpos con cervezas y demás festividades con las que los asgardianos les recibieran de grata manera. Aquella gran embarcación se quedaría solitaria, solo con un hombre abordo que cuidara de todo, pero el que ya se hubiera rendido al arrullo de los oneiros.
La humedad de la habitación en la que estuviera comenzaría a cristalizarse levemente, quedando con brillos albinos que se reflejaran en tonos multicolores con la caricia de los rayos de aquella luna que particularmente se dejara ver esa noche. Que suerte que las nubes se habían despejado un poco, por lo menos con eso no se sentiría tan sola, en especial al verse rodeada con el frío que poco a poco la alcanzaba y bajaba la temperatura de la poca agua que tenía a su alrededor. El líquido de traslúcido color la cubriría por completo gracias al contenedor en el que ella precisamente se encontraba encerrada, atada del cuello y de su aleta. Había sido la prisionera de la embarcación, guardada en secreto para un fin desconocido ¿Qué le esperaría? ¿Qué podrían hacer con ella? Era algo que prefería olvidar, por lo menos cuando se amparaba en las estrellas. En la soledad de la bahía reinó por un momento el susurro de los eolos frívolos, los cuales acunarían las suaves notas que ella ahora entonara desde su encierro, habían aprisionado su cuerpo, pero nunca la voz con la que le dedicara cantos a la luna misma. Aunque acallada por la inmensidad del navío, su canto se filtraría por a pequeña ventana que tuviera su pequeña habitación en las bodegas, desde donde sus ojos apreciaran a la dama blanca.
—Oh, where is my angel eyes?....Excuse me while I disappear.....Angel eyes, angel eyes —
SW-User
Out: Me da gusto ver su disposición para hacerlo. Dígame ¿Tiene alguna preferencia o algo que desee aplicar a la historia antes de comenzarla?
SW-User
Out: Agradezco el que aceptara, un gusto será acompañarle en una narración, Caballero.
SW-User
Espero que nos llevemos bien ^-^
dimensionalwitch · F
—Aquella mujer de largos cabellos azabaches se encontraba en medio de una de sus tantas labores para arreglar grietas dimensionales que pudiesen intervenir en el orden natural de las cosas o en el flujo que el destino tenia preparado para determinadas personas. En uno de esos tantos viajes la mujer, atraída por su curiosidad decidió visitar una dimensión alterna de la cual había escuchado hablar bastante y que de forma muy sutil había empezado a llamar su atención. Se encontraba deambulando libremente por las pasillos de aquella cámara curioseando su contenido, desde lo hermoso del decorado de la misma hasta terminar de ojear cada uno de los libros que ahí se encontraban, entre tanto su compañera, Larg, la Mokona negra, jugaba a hacer carreras desde la entrada de la edificación hasta el centro. ¿Por qué? Simplemente estaba aburrida de que su señora llevase tanto tiempo ahí simplemente viendo y leyendo.—
¡Nee! ¡Yûko-san! ¿Cuanto tiempo mas vas a leer?~
¡Mokona tiene hambre!
—En una de las tantas carreras de la Mokona, pudo divisar en la puerta de aquella locación que ambas consideraban abandonada a un joven de cabellos oscuros, y de imponente apariencia. ¿Quien era? fue el primer pensamiento de la criatura pequeña que se quedó de pie admirándolo cual si estuviese viendo a un caballero medieval, el hombre podría notar la presencia de aquella pequeña bolita de pelo oscura a sus pies, puesto que esta ultima no dejaba de observarle de forma insistente. Y una vez pudo salir de su embelesa por la figura contraria retrocedió con saltos bastante altos para buscar a la mujer que se encontraba tan metida en su mundo que se olvidó completamente del resto.—
¡Yûko-san! ¡Yûko-san! ¡Un invitado ha llegado!
Por cierto, pensé que estaríamos solas. ¿Por que vino un caballero antiguo a este lugar? ¿Por qué?~
¡Dime, dime!
—La azabache entre el rápido balbuceo de su pequeña creación no pudo entender absolutamente nada, por lo que tuvo que levantarse para cerciorarse por ella misma de que era lo que estaba aconteciendo fuera de aquella recamara en la que se encontraba, los tacones de la mujer resonaron en el suelo cuando se puso de pie, y continuaron sonando a medida la mujer caminaba, parecía casi mágico que el eco de sus pasos pudiese escucharse tan claramente. Mokona fue la primera en salir con una rápida carrera para saltar nuevamente frente al hombre señalandole a la mujer que el era el "caballero antiguo", unos cuantos pasos después de detrás de unas cortinas la figura de la mujer se dejó divisar por los ojos contrarios, la mujer estaba elegantemente ataviada por un kimono de tonos blancos y rojos que resaltaban aun mas el tono carmesí que sus ojos poseían. Ella, impasible, observó directamente a aquel que recién llegaba a la locación sin mencionar palabra alguna mas que un simple y cortés saludo.—
¡Buena tarde tenga usted, Joven Caballero!
¡Parece que ha impresionado un poco a mi pequeña Mokona!
[med]Vestuario de Yûko[/med]
¡Nee! ¡Yûko-san! ¿Cuanto tiempo mas vas a leer?~
¡Mokona tiene hambre!
—En una de las tantas carreras de la Mokona, pudo divisar en la puerta de aquella locación que ambas consideraban abandonada a un joven de cabellos oscuros, y de imponente apariencia. ¿Quien era? fue el primer pensamiento de la criatura pequeña que se quedó de pie admirándolo cual si estuviese viendo a un caballero medieval, el hombre podría notar la presencia de aquella pequeña bolita de pelo oscura a sus pies, puesto que esta ultima no dejaba de observarle de forma insistente. Y una vez pudo salir de su embelesa por la figura contraria retrocedió con saltos bastante altos para buscar a la mujer que se encontraba tan metida en su mundo que se olvidó completamente del resto.—
¡Yûko-san! ¡Yûko-san! ¡Un invitado ha llegado!
Por cierto, pensé que estaríamos solas. ¿Por que vino un caballero antiguo a este lugar? ¿Por qué?~
¡Dime, dime!
—La azabache entre el rápido balbuceo de su pequeña creación no pudo entender absolutamente nada, por lo que tuvo que levantarse para cerciorarse por ella misma de que era lo que estaba aconteciendo fuera de aquella recamara en la que se encontraba, los tacones de la mujer resonaron en el suelo cuando se puso de pie, y continuaron sonando a medida la mujer caminaba, parecía casi mágico que el eco de sus pasos pudiese escucharse tan claramente. Mokona fue la primera en salir con una rápida carrera para saltar nuevamente frente al hombre señalandole a la mujer que el era el "caballero antiguo", unos cuantos pasos después de detrás de unas cortinas la figura de la mujer se dejó divisar por los ojos contrarios, la mujer estaba elegantemente ataviada por un kimono de tonos blancos y rojos que resaltaban aun mas el tono carmesí que sus ojos poseían. Ella, impasible, observó directamente a aquel que recién llegaba a la locación sin mencionar palabra alguna mas que un simple y cortés saludo.—
¡Buena tarde tenga usted, Joven Caballero!
¡Parece que ha impresionado un poco a mi pequeña Mokona!
[med]Vestuario de Yûko[/med]
Frodo *Huye por lo oscurito*
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