Para el si. Era normal reconocerla de esa forma. Ha pasado tanto tiempo que es un milagro que aún recuerde a Rina por su nombre, excepto que no hay mejor detalle que la carencia de masa en su parte superior ¿ Su dramatismo emotivo se fue al diablo ni bien siente esa brisa violenta en todo su rostro sumado a esa fuerza draconiana que lo entumeció.
— ¡E-espera! ¡Espera! No seas tan abusiva , lo menos que podía hacer era estar seguro si eras tu. No hace mucho alucinaba mucho porque bueno.., no estabas y se me hizo extraño, tu sabes —
le daba una enorme pena reconocer que la extrañó, salvó que sus expresiones hablaban por si solas. Aún le duele la cabeza por semejante grito ¿[/code]
La extrema efusividad y Gaudy; ambos conceptos unidos por un mismo campo semántico fielmente inherente a toda la extensión de su ser... A pesar de saber aquello a fuerza de los años, los brazos abiertos del rubio la atenazaron por sorpresa con toda la fuerza de su sentimentalismo.
—¡C-claro que soy yo! ¡¿Que, acaso no me estás viendo?! ¡Ya bájame! ¡Bájame, te digo! —pataleó y chilló al borde del sonrojo y de la asfixia. [?]
Aun si su ausencia se hacía prolongada, una parte de ella no dejaba de reparar en cómo aquel hombre de casi 2 mts. de altura, con la fuerza de un gnomo y la inteligencia de una ameba, jamás parecía olvidarla; incluso si borrase a toda la humanidad de su memoria, ella seguía allí anclada. Quizá eso se debiera a que...
El tren de sus pensamientos frenó en seco al notar su mirada [?]—. ¡¿Te parece normal reconocerme así?!
¿A dónde se había metido todo este tiempo? No dudó en abalanzarse abriendo sus enormes brazos para darle una calurosa bienvenida, más bien una dramática bienvenida ya que no dejaba de gimotear cómo un bebé. Ya formó rios con sus lagrimas de cocodrilo.
—¡RINA, RINA, POR QUÉ ME DEJASTE SOLO TANTO TIEMPO! ¿Ah? ¿No estaré alucinando? —
Se detuvo un instante tocando su propia frente, hasta le miró los pechos para comprobar que sean igual de planos, ya que por un momento pensó que estaba alucinando¿
