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Estanislao · 22-25, M
instante ¿Podrían alguna vez romper esas diferencias? Estanislao creía que un día todos podrían aceptarles, sin mirarles de esa manera. Entender que su cultura era distinta, más igual o más rica que la mundana sociedad de consumo que existía en el mundo. Fifika tenía un fuego que según Estani, debía ser parte de todos.
Estanislao · 22-25, M
Estani bebía, y bebía. Estaba recostado sobre su propia diestra, sobre su codo y con suma comodidad se mantenía ahí erguido con la izquierda elevando la birra con toda calma. Se reía como un chico al notar el estupor de Fifika, y su movimiento (más bien empujón) le hizo errarle a la boca y volcarse un poco el mentón, hasta su blanca camisa que termino empapada en el licor. Se quejó, como un perro que recibe un balde de agua en la cara. Yo soy bueno Zingareche, bueno como voce. No hay mucho que quejarse...¡Pero igual te quejas, niña brava que eres! Dijo mientras se secaba un poco, se sacudía y claro seguía bebiendo. Algunas personas a lo lejos les miraban mal se notaba, estaban siendo muy ruidosos y para colmo andaban bebiendo en área publica, Estanislao se lamentaba mucho por la intolerancia de los demás, esas miradas cargadas de desconocimiento, de ignorancia y de vació, porque nada malo hacían estos gitanos. Pero aún así la sombra verde de sus ojos se talló con duda un...
FifikaZingaresche · 26-30, F
Había recibido la nueva botella, complacida por tener aún a alguien que respetaba sus órdenes. Pero la situación se descontroló cuando escuchó una nueva provocación. Había abierto grande la boca, con ceño fruncido dispuesta a responderle, cuando aquel estruendo terminó justo sobre su cara.
- " ¡¿Qué va?! " - Exclamó apoyando la botella donde tenía lugar, mientras se incorporaba para sentarse sobre sus rodillas, de frente a él. - " ¿Qué te pasa? ¿Te parece gracioso?" - No parecía realmente ofendida, más bien respondía con agresión porque era la única forma que tenía de expresarse sin bajar la guardia. Tras esperar una respuesta, hizo uso de sus manos para empujar con algo de fuerza el brazo del que estaba acostado mirándola desde abajo. Su fuerza no era suficiente como para moverlo siquiera, pero la intención estaba. - " Tan calladito y bueno que parecías, eh. " - Agregó con un gesto que podía percibirse como propio de
Estanislao · 22-25, M
No me pasa nada. Frunció el rostro de ese mismo ímpetu que le llevó a mas y un poco a menos para abrazar sus brazos como si le diera una brisa fría que le hizo temblar un poco. No pudo evitar sonreír, aunque un poquito incomodo de eso, aunque no tanto como para verse comprometido. Por eso acudió a su orden mientras sostenía otra cerveza y se la abría, casi obediente pero tramposamente ofensivo al ofrecersela. Pero cuidado e, no vaya a ser que vuelvas a decir "miau" En señal a su aparente nuevo eructo, era otro tormento bien implícito con sus palabras crueles, construidas por bromas inocentes y tontontorras. Le dió otro largo trago, extenso como para sentir las burbujas en las garganta y tras abrir su boca se replicó. Largo, y estruendoso ese eructo pero para peor: Se lo sopló en dirección a ella.
FifikaZingaresche · 26-30, F
- "¿Qué te pasa?" - Frunció el ceño automáticamente ante aquella provocación. Sin perder el tiempo, con su mano libre, se arrimó a él para jalarle sin cuidado la oreja y responder con la misma actitud aniñada.
- "No te conviene provocarme, ¿sabes?" - Y finalizó con un tirón más. Que suave se había vuelto Fifika en presencia de aquel, incluso sentía pena de si misma. Pensó en eso cuando se dispuso a beber hasta acabar la botella, haciéndola rodar luego hasta la calle para descartarla. Impulsivamente se le ocurrió arrebatarle a Estani su propia botella para terminar esta también, tal vez intentando apurarlo de alguna forma.
- "Ábreme otra, anda. No nos andemos con pavadas que aún tengo que mostrarte quién manda aquí." - Si fuese solo por su mirada, sus palabras se habrían interpretado como una real advertencia. Pero aquella sonrisa pícara que aún mantenía podía transformar todo el escenario en un simple juego de amigos
Estanislao · 22-25, M
que en algún momento eso se le iba a pasar. Que tragedia.
Estanislao · 22-25, M
Ni cuenta se había dado de eso que le había causado, por casa al ser criado por mujeres lo que menos pasaba era el silencio de los comentarios, su madre podía soltar veneno o cosas tan dulces como esas, porque lo peor era callarse. Las cosas que se callaban eran las feas, las que no se podían decir sin emocionarse de queja o de lamento, todo eso le caía fuerte. Por eso evitó quejarse demasiado de la ausencia de respuestas, sabía que venía mal el creer que Zingaresche podía asumir esas cosas tan raras. Alzó la botella propia también al recostarse en el suelo, bebiendo sin parar una y otra vez, parecía un ratón dándole al trago.

¿Eso fue un eructo? Parecía más un llanto. Eructa bien, melala... Le dijo piojosa en otras palabras, como solían decir los calé a los niños traviesos, era una provocación como tal, que aunque no fue tan pequeño, si no fue el llamado de oso de Estani. Así que le valió para la inocente burla, todavía seguía un poquito bajo los efectos del porro, pero sabí
FifikaZingaresche · 26-30, F
... despegó el pico de sus labios, dándole espacio para relamerse y soltar un suave suspiro al mismo tiempo. De reojo pudo ver la botella del gitano, comparándola con la propia para notar que había bebido apenas un poco más que él. Finalmente se volvió a recostar, ahora mirándolo con una larga sonrisa que se mantuvo a la espera de su respuesta. Poco duró, pues pronto su estómago se estaba revolviendo en puro aire y líquido, y logró responder con un eructo menos potente que el ajeno, pero en dirección hacia él. Y por fin rió.
FifikaZingaresche · 26-30, F
Tras escuchar aquellos comentarios, que le parecieron dulce de más, agradeció estar aún viendo la espalda de Estanislao, pues no sabía que cara poner después de ello. Esa ternura definitivamente era inusual en los hombres de su especie, pero como esa ciudad era aún tierra inexplorada para ella, no se atrevió a criticar sus modos. Guardó silencio hasta notarlo nuevamente a su lado. Evitó mirarlo, aún sin saber que decir. Por suerte aquel eructo inesperado rompió lo que antes se convertía en hielo. Hubiese reído, tal vez lo hizo, honestamente no lo notó porque ya estaba potenciado el faso con el alcohol y sus acciones se volvían algo difusas. De lo que si estaba segurísima, era de que aquello significaba un reto. Entonces levantó el pecho tan solo un poco y empinó la botella contra su boca para comenzar a tragar sin respiro. El gas le picaba la garganta, le gustaba esa sensación; y tener el aire contenido en los pulmones la incentivó hasta darle un límite al largo trago. Finalmente...
Estanislao · 22-25, M
mala pasada: Un genuino eructo escapó de su boca siendo un estridente canto de gloria que le hizo no apenarse sino volverse literalmente un tontillo aniñado en pos de ser un grandulón casi revolcandose en el suelo.

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