*Aquella discusión probablemente el rey la malinterpretaria pero como siempre el siendo el "macho pecho peludo" no da más que solo órdenes. Así que ella solo salió con un bolso en dirección al árbol más alto y se quedaría esa noche. Además de percatarse que la seguían*

Lo último expresado por la joven búho sonaba a una clara amenaza en detrimento de su facultad como monarca y, en casos más drásticos, en contra de su propia vida. Y sin decirle más nada, el monarca se dio la vuelta y se marchó de la residencia de la joven Agatha, no sin antes dedicarle una mirada de odio y resentimiento.

Al salir de aquel lugar, fue escoltado por sus guardias para dirigirse hacia su castillo. En el transcurso del viaje, Ezhno hablaba con ellos.

— Quiero que vigilen a Lady Agatha. Quiero saber con quién se junta, en qué lugares va y qué cosas hace en su residencia. No pueden permitir que salga de los territorios de Aeriana por ningún motivo. Y si logra escapar, la traen ante mi...Viva o muerta. — Ordenó el monarca, dispuesto a incluso involucrar a todos sus nobles en el seguimiento continuo de Lady Agatha.

*Ante todo no le temía para nada, aunque mostrará su cara real ante ella. Asintió a lo que el quería oir*

Cortejo a la doncella equivocada y ya no seré parte de su ejército. Pero tenga presente que no me volverá a ver.

Y ojalá no muera en esta guerra.

*Con sus palabras había herido de manera profunda en corazón de ella *

— ¿Estás cuestionando mis decisiones como Rey con respecto a la guerra? — Ezhno parecía que iba a perder la inmensa paz que había estado experimentando en compañía de la joven búho, ante la repentina hostilidad que esta comenzaba a manifestar ante él.

Se acercaba a ella de forma amenazante, usando únicamente su fría y penetrante mirada en los ojos de la contraria, siendo más certero y directo que una agresión física o verbal.

— Quiero recordarte que, antes de ser mi esposa, aún trabajas para mí en tu cargo militar, por lo que tengo toda la autoridad de hacer de tí y tu reputación lo que gana me da... — Le respondió con una calma que hasta daba miedo. — Y si estás dispuesta o no a casarte conmigo, dilo en este momento.

Y ya no serán dos semanas sino dos meses o quizás seis meses para hacer todo como debe ser. Y en mi opinión esta guerra es bien torpe.

*Dijo ya que ella no era fácil de dominar y menos ser ingenua con las intenciones *

— Mmm... — Le había sorprendido la actitud de la doncella, entendiendo en ese momento de que la búho no era tan ingenua como lo había pensado. Aquello quizás iba a dificultarle un poco en sus planes, pero no sería un impedimento alguno. Después de todo, ya sabía cómo tratar a aquellos que se atrevían a desafiar su autoridad. — Entiendo, mi Lady. En ese caso, me aseguraré de que los guardias reales pasen de vez en cuando por acá para que puedan vigilar todos los alrededores. Así podrás continuar con tu vida habitual estas 2 semanas, antes de la boda. ¿Qué opinas?

Se cuidarme muy bien su alteza, y por cierto aun no es debido venir a vivir al castillo.

*Dijo mientras iba en busca de algo de beber además de buscar también para el monarca*

— Claramente es por tu seguridad, mi Lady. Estamos en plena guerra. Lo que menos deseo es que mis enemigos de Kalessa se enteren de que tengo planes de casarme ni tampoco que sepan con quién... — Le respondió con una sonrisa segura de sí mismo, sorprendido de que Agatha se separara de él y le hablara con esa seriedad. — ¿Acaso dudas de mis medidas de seguridad? Es por tu bien, mi Lady.

*Siguió el beso por unos segundos y luego se separo del monarca algo confundida*

Es por mi seguridad que no desea que nadie se entere o porque no tengo un titulo digno?

*Dijo de manera seria*

— Cuando llegue el momento en que nos casemos, tendremos tiempo de sobra para eso y más, mi Lady. Por ahora... La guerra con Kalessa apenas comienza y debo velar por la seguridad de mi reino. Mientras tanto...Quiero que vivas en el castillo. Es el lugar más seguro de toda Aeriana y no quiero que nada malo te pase ni que otros se enteren de que eres mi prometida... ¿Estás dispuesta a ello? — Le preguntó el monarca, abrazándole y besando sus labios.