EwonJung

Había logrado, justo el efecto que deseaba: sorprenderlo y sobre todo, demostrar a esas jóvenes coquetas que no tendrían la mínima oportunidad con Ewon.

A pesar de la exagerada recepción del rubio y sus adulaciones, Moonkyul mantuvo la seriedad en su expresión.

—Vámonos —Anunció entonces el mayor dirigiéndose de inmediato al vehículo para abrirle la portezuela al muchacho.

—Nos vamos de aquí, necesito comprar algunas cosas para alguien y tu me vas a ayudar.


No le importó si el rubio estuviera de acuerdo o no, él solo esperó a que subiera al auto sin protestar de una vez por todas.-

Una ves más, fue una noche bastante inquieta para Mookyul. Dio vueltas sobre la cama tantas veces que incluso mejor se levantó a tomar un poco de agua helada antes de volver a la cama. Las cosas habían cambiado de repente y aún necesitaba un poco de tiempo para asimilarlo.

La luz del alba que entraba por el extenso ventanal de su penthouse, le hizo rendirse. De cualquier modo, estaba decidido en lo que iba a hacer y no cambiaría de idea.

Se dio un baño con agua helada y pronto estaría ya arreglado, de manera casual pero elegante. Tomó los lentes oscuros de la mesita del recibidor y tomó las llaves del lujoso auto antes de salir al punto de encuentro.

—Más le vale a ese vándalo estar en el lugar o le patearé el trasero tantas veces que no podrá sentarse en décadas— Rumiaba Mookyul durante el trayecto a la estación de trenes. Había más gente de lo que esperaba, pero aún así, no tuvo dificultad para encontrar un sitio para estacionarse y desde dónde pudo ver, la inconfundible melena dorada de Ewon.

—¿Qué está haciendo ese idiota? —se preguntó el mayor, al lograr apreciar desde el lejano punto en el que estaba, que el rubio estaba coqueteando con unas chicas. La imagen despertó esa bestia interior que durante mucho tiempo había mantenido dormida, celosa y ansiosa por destrozar algunas entrañas. Respiró profundo, reencontrando la serenidad, y tras acomodarse bien los lentes oscuros, se acercó al rubio a paso lento pero decidido, asegurándose que las chicas lo vieran muy bien.

—¿También seduces mujeres? —le preguntó desde atrás, apenas estuvo a unos cuantos pasos de él.

Se quedó observándolo, tanto esa pose ridícula y su errado comportamiento. Sabía que le mentía por lo que solo rodó los ojos.

—¿Limpiando el rincón? ¿Acaso eres idiota? —Se guardó cualquier otro comentario, se sentía bastante irritado y no estaba de humor, no había podido dormir en toda la noche. Hizo un sonido desagradable con la boca al chasquear los labios y finalmente se dignó a mirarlo con mayor seriedad y calma.

—Mañana te espero en la estación de trenes, no te atrevas a faltar o te patearé el trasero, escuchaste? —Y tras estas palabras, salió de la oficina tan rápido como pudo. No estaba del todo seguro de lo que haría, pero mañana por la mañana, sabría bien como lo haría. Ese pequeño bastardo era el responsable de todas esas amargas noches y ahora se lo retribuiría.-

Subió al vehículo con toda la escolta y quienes a pesar del silencio sepulcral que Mookyul se había empeñado en mantener desde que salió del edificio, en su cabeza había más ruido que le taladraba los recuerdos.

Así que si era él. Durante casi más de 10 años, no había podido olvidar a aquel pequeño insolente que se había atrevido a tocarlo de esa manera tan obscena -Aunque hubiese sido un accidente- pero no era eso, la razón principal por la que lo recordaba. Hacía mucho tiempo atrás que se había quedado huérfano, sin nadie que diera la cara o un centavo por él, ni siquiera en la escuela se preocuparon por salir tras él cuando se atrevió a lanzarles su ropa usada y salir desnudo y descalzo a la calle. . .

Sólo él… Ese pequeño idiota a quien casi le partía la cara en dos, había sido capaz de provocarle que aún alguien podría preocuparse por él, cuando le detuvo para impedirle que se fuera, pero estaba decidido, no volvería a ese lugar, era demasiado orgullo incluso para aceptar sus propios errores.

[i]"Te esperaré![/i]" Le decía aquel mocoso cuya nariz aún sangraba. [i]"Te esperaré!"[/i] y aún así, aunque hubiesen pasado 10 años, seguía dándole la esperanza para no rendirse y continuar.

Pronto los rayos del sol se colaban ya por la ventana del penthouse. Había pasado toda la maldita noche en vela pero ahora tenía un nuevo plan.

Resolvería de una vez por todas esa brecha, no le iba a deber más.

Se levantó temprano y se alistó para volver a la oficina. La mañana era fría pero igualmente soleada y agradable. Tan pronto como llegó al lugar, preguntó por Ewon. Los empleados le habían dicho que no estaba, pero no importaba, esperaría.

Se dispuso a salir del lugar, pero ahí lo vio, justo detrás de la puerta con la cabeza cubierta y la cara de terror que sin duda le era bastante familiar. Si tenía aún dudas de que fuese el mismo chaval de entonces, ahora estaban completamente despejadas.

—¿Qué demonios haces allí?—Le preguntó con tono serio.

Durante toda su vida, las cosas siempre habían sido así, golpea primero y golpea fuerte. No importaba que tan pequeño o débil pudiera ser contra tu oponente, no debia temer a luchar para poder vencer y sobrevivir.

En pocas personas confiaba y de las cuales se fue rodeando al pasar los años. No era tanto el dinero robado, si se podría decir, sino la traición a la ciega confianza que se le había entregado a quien por 5 cinco años, había sido un empleado ejemplar.

Se colocaba los guantes, tirando con un poco más de fuerza, para hacer notar los nudillos debajo de este.

[—¿Creíste que nunca me daría cuenta? Robarme unos cuantos wones no habría sido problema, un poco aquí y otro tanto allá. Debes estar realmente loco —Musitó con ira, observando a Byungsoo con una seriedad casi asesina— Con muchos deseos de morir. —

El rápido movimiento que hiciera con el brazo al impulsarlo hacia adelante, cortó el viento durante su trayectoria, había puesto toda su fuerza y peso en el puñetazo que hizo girar el rostro de Byungsoo, formando este una mueca distorsionada y bastante grotesca en el momento del impacto. No se detendría, lo haría pagar, nadie le haría quedar como un estúpido.

—Me estoy aburriendo… —Susurró Mookyul, agitado por el esfuerzo previo , mientras se retiraba el reloj de la muñeca y comenzaba a envolverla alrededor de su mano—Terminaré con esto pronto.

Un repentino agarre en la cintura le obligó a detenerse. Sorprendido, Mookyul se obligó a girar la cabeza para ver quien se atrevía a semejante locura.

—[i]"lo siento!!"[/i] —Le escuchó exclamar. Ahora si estaba enojado, dio un paso al frente intentando soltarse del agarre del muchacho estúpido que intentaba detenerlo ¿Qué sabía él de negocios? Las cosas en la mafia eran así, simplemente no podía dejar le robara.

—¡LLEVENSE A ESTE IDIOTA DE AQUÍ! —Grito Mookyul, mientras se preparaba a dar el golpe final a Byoungsoo que estaba en el suelo, arrastrándose para poder ponerse de pie.

[i]—"El jodido loco que te apretó el paquete en la primaria fui yo!"—[/i]La expresión del mayor se tornó atónita. Su puño alzado, listo para matar, se había congelado en el aire.

—¿Qué…? —le observó con detenimiento. ¿Era verdad? Las mismas facciones, la misma expresión, incluso el terror en su rostro cuando le propinó aquel fuerte puñetazo que le sirvió la expulsión de la institución. No… era imposible.

Apretó los dientes con ira. Pareciera haberse renovado de fuerzas y de un resentimiento que parecía no tener alivio.

—¡TU! —Se soltó de él con fuerza y antes que pudiera dar una explicación más, tomó impulso necesario para propinarle un fuerte puñetazo en la mejilla, lanzando a Ewon al suelo y sin siquiera preocuparse en mirar su obra, salió del cuarto, olvidándose por completo de su enojo con Byungsoo y la fuerte revelación que le hiciera ese imbécil.

Tch! Idiota!

Ya, ya Ewon deja de llorar como niñita.. o lloraré yo también (?)

¡Ewon! No esperaba encontrarte aquí también, es un gusto volver a verte después de tanto tiempo. Te perdiste allá ¿Sucede algo? ¿Por qué quieres beber hoy?