── N-no, no es malo que plasmes tu aroma en mi cuerpo
pero, debes de prometer no ser rudo~
Era inevitable el que no jadera, pero si lo era el hecho se que volviera a cerrar un poco sus piernas, dejando ver aquel sonrojo en sus mejillas. Hecho su cuerpo hacia atrás sólo para ocasionar una pequeña reacción de su pareja más de la habitual.
lo se... Pero volver a impregnar tu cuerpo de mi aroma... No es malo
Una vez comentado aquello movió un poco su pierna para dejar clara vista a su intimidad y con una de sus manos acariciando detenidamente la zona mientras le daba besos a su muslo apretando este de forma posesiva.
Noto sus intenciones por el hecho de donde fueron a parar aquellos ojos perversos, sonrió pero cerró un poco sus piernas; disfrutando la sensación de humedad que dejaba su lengua al recorrer toda su pierna; claro que una cosa era la que ella intentaba hacer y una completamente distinta resultaría si Escorpio ejerciera su dominio por completo sobre ella, pero sabiendo que estaba haciendo las cosas con coquetería era evidente para ella que buscaría provocar aún más sus sentidos hasta por sí misma dejará el paso libre.
── Pero si tu aroma s-siempre está en mi cuerpo a-amore.
Asiente era como si leyera o entendiera cada una de sus acciones sin embargo aquellas reacciones era las que estaba esperando en su pareja, su lengua recorria con suma lentitud todo el muslo incluso por encima de aquella media y estaba dispuesto también dirigirse hacia su intimidad incluso miro detenidamente está por algunos segundos.
Estaba segura de sus palabras, conocía cada ves que se quería poner dominante y posesivo con alguna parte de su cuerpo o incluso ella misma; reconocía sus señales después de todo, desde que se conocieron nunca se separaron de una manera o otra siempre terminaban juntos.
Jadeo sin evitarlo, ya su respiración estaba cambiando tras sentir aquella mordida y su lengua recorrer aquella piel tan delicada.
Le recorrió un escalofrió por todo el cuerpo, mordiendo sus labios para no emitir algún sonido que la delatara, tocando con suavidad las hebras del cabello azabache de su esposo con suavidad.
