61-69, F
La sangre de las vírgenes esta sobrevalorada.
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ZVS1535637 · 31-35, M
Ningún ser vivo, ni en este planeta ni en cualquier otro, se atrevía a tomarlo con tal desparpajo y frescura como lo hacía aquella versión del Servant y eso le generaba una contradictoria sensación de rabia y de gracia a la vez, por eso no la reprendió ni cuando le mordió la pierna ni cuando le sacó la lengua, simplemente se encargó de resguardar la espada en la vaina con el rostro aún ceñudo. Pasó la yema de los dedos sobre el esmalte negro de aquella bien constituida guarda y por fin, un atisbo de sonrisa surgió de sus labios bajo la mullida barba.
-Layla tendría que dejar de creer en "el viento". Es tan traicionero como una puta...-El espadón quedó descansando en la mesa y él, por su parte, giró sobre sus pasos. El gesto de la niña indicaba lo que quería...a veces la cargaba y la ponía sobre sus hombros, llevándola ahí trepada por el castillo, pero más como una niña hacía parecer que era una especie de mascota especial. Bajo el jubón negro su musculatura podía discernirse con facilidad; la prenda se alargaba hasta más abajo de sus rodillas y era una componenda de un acolchado oscuro bajo el cual estaba oculta una cota de anillas de acero entrelazadas, en el nacimiento del esternón se abría totalmente dejando que las solapas de ambos lados se explayaran sobre sus clavículas y que asomara la línea del contorno de sus pectorales. En una de las solapas un broche ornamental, fraguado en oro blanco, formaba la enseña de la casa real: El Sol del Invierno.
Sin más la cargó; sus manos la tomaron por las axilas y desde ahí la alzó en vilo sin ningún esfuerzo, luego de inclinarse hacia delante para acometer dicha acción. La puso al final sobre el hombro izquierdo, tan amplio era que ella podía sentarse ahí con total facilidad-¿A dónde ha ido la preciosa rubia que sueles ser, Caster?...-El gruñido salió de su boca cuando cruzaron la puerta de la armería. Fuera un par de Titanes, hombres casi tan altos y fuertes como su Rey, montaban guardia, ataviados con simples armadura y armados con largas picas de triple punta-Ella me cae mejor...no jode tanto como tu-
-Layla tendría que dejar de creer en "el viento". Es tan traicionero como una puta...-El espadón quedó descansando en la mesa y él, por su parte, giró sobre sus pasos. El gesto de la niña indicaba lo que quería...a veces la cargaba y la ponía sobre sus hombros, llevándola ahí trepada por el castillo, pero más como una niña hacía parecer que era una especie de mascota especial. Bajo el jubón negro su musculatura podía discernirse con facilidad; la prenda se alargaba hasta más abajo de sus rodillas y era una componenda de un acolchado oscuro bajo el cual estaba oculta una cota de anillas de acero entrelazadas, en el nacimiento del esternón se abría totalmente dejando que las solapas de ambos lados se explayaran sobre sus clavículas y que asomara la línea del contorno de sus pectorales. En una de las solapas un broche ornamental, fraguado en oro blanco, formaba la enseña de la casa real: El Sol del Invierno.
Sin más la cargó; sus manos la tomaron por las axilas y desde ahí la alzó en vilo sin ningún esfuerzo, luego de inclinarse hacia delante para acometer dicha acción. La puso al final sobre el hombro izquierdo, tan amplio era que ella podía sentarse ahí con total facilidad-¿A dónde ha ido la preciosa rubia que sueles ser, Caster?...-El gruñido salió de su boca cuando cruzaron la puerta de la armería. Fuera un par de Titanes, hombres casi tan altos y fuertes como su Rey, montaban guardia, ataviados con simples armadura y armados con largas picas de triple punta-Ella me cae mejor...no jode tanto como tu-