En ese momento lo entendió. Los libros habían sido claros, el poder recaía en el alma, y su cuerpo era sólo un recipiente común... Su elemento siempre había estado ahí. Una vez que procesó ese hecho sintió la fuerza llenar su ser despacio, y ahora pudo manipular el agua hasta sacarla del vaso, luego giró en el aire y volvió.
Pero ya era demasiado tarde. Oscuridad ya había hecho su movimiento. Se había dispersado entre los habitantes del pueblo, los cuales hablaban sobre el funeral. Todos criticaban ignorantes las muertes, pero al respirar un oscuro humo su enojo se transformó en ira.
Considerando culpable al señor y a su amante un grupo de campesinos armados ya se abrían paso por la propiedad, deseosos del saqueo y la ilusión de impartir justicia por su propia mano por el fallecido señor de esas tierras.