Se contuvo de abrir sus ropas, un poco de pudor se asentó en ella. ¿Era acaso que se estaba acostumbrando al exceso de tela? No obstante le gustó su mirada, cómo se fijó en sus pechos y ella disfrutó ser objeto de su atención. — ¿Eso es algo malo? —

¿Era eso lo que él siempre había sentido sobre ella? Soltó una risilla que evolucionó a una carcajada. Tomó su kimono y amenazó con abrirlo. — ¿Y si te intimido con el mío? —

Se le vio palidecer un poco — No te enojes, pero está desnuda— Aguardo a su reacción — Y su cuerpo me intimida tanto que tengo que ... Huir—

Abrió bastante sus ojos. Contuvo una risilla, luego tanteó. — ¿Y ves a una mujer hermosa, deslumbrante y poderosa por ahí? —

— No estoy seguro— La recibió entre sus brazos y empezó a relatar—... Es un templo, lujoso... Siempre está húmedo el suelo—

Se aproximó, luego le abrazó el torso y apoyo la cabeza contra su pecho. Sonrió feliz, el comenzaba a recordar. — ¿Y esa otra vida es mejor? —

— Sí... ¿Me tomarías por loco?— Llevó esa hebra de cabello a su olfato para aspirar suavemente su aroma.

Le miró sobre su hombro con una sonrisa maliciosa. — ¿Oh, no me digas..? —