Por más que a veces deseara renunciar a su humanidad, debía seguir aceptando el hecho que incluso podía enfermar. Razón suficiente para alejarse un poco de todo y ocultarse en su habitación a descansar.
Cuánta docilidad se notaba en la guerrera del Hamon, quién ahí recostada prefería aislarse antes de verse expuesta a verse débil. Sin embargo no pudo evadir a su amado, quién notó su malestar y sin embargo ella le mencionó que no era necesario que se preocupará. Sin embargo en medio de esos sueños cortados por recuerdos y la febrilidad fueron interrumpidos por las palabras de Caesar.
—... No debías molestarte...— Le regreso la mirada; a pesar de mostrar una palidez propia de su malestar seguía siendo hermosa y acomodándose entre las sábanas sentada, fue agradecida con una débil sonrisa.
