— Gracias, en un momento más voy a ir. Satisfecho con que aquella maid, fuera tan atenta y servicial con él que al ver a sus presas no las considera no menos que basura, ya que para él Gran Dio solo aquella albina era su atención. — Espera, ya voy en un momento.

Sakuya dirigió a Dio a una habitación en dónde habían varias mujeres de exquisita belleza, en trance, dispuestas a ser devoradas por el vampiro. La albina realizó una reverencia — ¡La cena está servida, My Lord—

—Me agarda la idea de que me atiendas como la majestad que soy. — Siguiendo con paso arrogante a su acompañante para después ver que es lo que sigue después, ya que no piensa dejar la oportunidad de estar a la do de una de sus más fieles sirvientes que es capaz de todo por él. —Vamos, no perdamos tiempo.

— Ahora sigame... My Lord, he traído comida para su deleite—

Comentó ofreciéndole seguir primero a la gran mansión, con un temple transparente y algo sumiso la Maid demostró a Dio que sus intenciones eran completamente reales.

* Notando que dicha albina por alguna razón circunstancial y extraña le guarda respeto y una admiración que ninguno de sus hombres le ha dado, le atrae la idea genial de tenerla para él, pero es demasiado pronto pues quiere saber que secreto guarda y es lo que le atrae. *

— Lord Dio, ya pronto amanece... No quiero que eso lo afecte—

A toda costa lo protegería pero más que eso DETESTABA a Vanilla Ice que era un seguidor tan empedernido que a ratos lograba darle celos a la albina.