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UnaRolerAmargada · F
— Sus deseos son ordenes, My Lord—
Y frente a él realizó una reverencia, entregando por completo su lealtad al hombre. Una lealtad eterna que tendría la orden hasta el final de sus días inmortales, ese era el contrato que acababa de firmar con Dio Brando y su existencia no hallaría razón hasta que su sueño se cumpliera.
Y frente a él realizó una reverencia, entregando por completo su lealtad al hombre. Una lealtad eterna que tendría la orden hasta el final de sus días inmortales, ese era el contrato que acababa de firmar con Dio Brando y su existencia no hallaría razón hasta que su sueño se cumpliera.
ElAmorgado · M
— Eres la mas leal de los que están a mi lado, ni siquiera esa bruja maldita me es tan leal, pero tus palabras son sinceras. Dando un abrazo a su propio cuerpo, muestra aquél musculoso cuerpo, mientras la estrella le sigue brillando pese a la oscuridad. — Los Joestar caerán, los vamos a someter a mis deseos.
UnaRolerAmargada · F
— Solo déjeme estar a su lado, es lo único que necesito— Sincera, esa era Sakuya quien cayó en las redes de Dio Brando, todo lo de ella le pertenecía a él y haría todo lo posible por cumplir su sueño, eliminar a los Joestar y todo lo que él quisiera.
ElAmorgado · M
—No odies tu inmortalidad, hay mucho por lo que hay que vencer y vivir. * Sus palabras con regocijo muestra una seguridad en sus palabras, haciendo que ella y solo ella fuera capaz de entender lo que su grandiosidad fuera capaz de dar por ver todo un mundo sumergido en un caos y también instruir a su única fiel sirvienta, pero obviamente no la dejara a su suerte, a ella no, pero por que ? Esa duda le atormenta pero le agrada. *
UnaRolerAmargada · F
El corazón de Sakuya vibró, ahora mismo estaba completamente cautivada por el vampiro y no supo como había pasado, sí era por su aspecto o por la forma en que la miraba, no solo eso... Era todo lo que es Dio, su poder y su carisma. — Daría todo lo que me pidiera con tal de ver su sueño cumplir, no tengo nada que perder en mi existencia pero usted Lord Dio es quien me ha enseñado un nuevo motivo para no odiar mi inmortalidad—
ElAmorgado · M
* Emanando de aquellas sombras solo sea soma un stand muy extraño, pero que a su vez por orden de Dio no se manifiesta totalmente, con el torso descubierto y aquella melena rubia se presenta ante su maid, posando sus manos sobre su propio cuerpo pues la vanidad de tener un cuerpo perfecto y además tan bien conservado le hace mas soberbio, mirando a dicha chica no oculta para nada su deseo por las mujeres atractivas. * — Soy Dio Brando, tu amo y señor, estás lista para ver la grandiosidad de tu señor ?
UnaRolerAmargada · F
Se preguntaba cómo lucía realmente el cuerpo de Dio, ahora se sintió algo incómoda pues se sintió algo desleal desear aquel cuerpo cuando finalmente era del rival más grande que el vampiro tenía. Así desvió la mirada y se acercó solo para buscar mirarle de frente, su tarea era entregarle aquella copa.
— My Lord, me siento acongojada por lo que le sucede pero tengo la plena confianza de que saldrá victorioso en todo éste asunto. Los Joestar desearan jamás haber dejado una descendencia. En cuanto a mi vida... Daría lo que fuera necesario por su sueño— Y le encaro con su extrema sinceridad.
— My Lord, me siento acongojada por lo que le sucede pero tengo la plena confianza de que saldrá victorioso en todo éste asunto. Los Joestar desearan jamás haber dejado una descendencia. En cuanto a mi vida... Daría lo que fuera necesario por su sueño— Y le encaro con su extrema sinceridad.
ElAmorgado · M
— Solo que el cuerpo de Jonathan se resiste a ser mio, y al parecer se esta comunicando con sus descendientes. Debo eliminarlos de mi camino. * Musito con cierto enojo en sus palabras al tocarse el hombro izquierdo poniendo los dedos sobre aquella estrella que es emblema de los Joestar, pensando en que quizás tarde que temprano le van a ir a ver. * — Gracias Sakuya, creo eres la única en quien se puede fiar, dime darías la vida por el gran Dio ?
UnaRolerAmargada · F
No era mucho de entrometerse pero eventualmente debía cuestionarle a su amo por sus largas ausencias y todo el tiempo que empleaba a apartarse de la realidad. No le molestaba en lo más mínimo que su tiempo lo predestinara a leer e investigar sobre ese arco y flecha traído por esa asquerosa anciana Enyaba.
— Lord Dio, ¿Ocurre algo?— Y ahí estaba, detrás de él con una bandeja en una de sus manos. Creyó que traerle sangre fresca servida en una copa le animaría y por unos instantes notó que no podía quitarle la mirada de encima.
— Lord Dio, ¿Ocurre algo?— Y ahí estaba, detrás de él con una bandeja en una de sus manos. Creyó que traerle sangre fresca servida en una copa le animaría y por unos instantes notó que no podía quitarle la mirada de encima.
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