Recostó su frágil espalda contra el pecho del hombre, así halló confort en esa posición. — Es usted tan cómodo My Lord, quisiera quedarme así por siempre— Cerró los ojos descansando, era la primera vez que hacía eso cerca de un hombre.

Emanando de su cuerpo, aquél perfume que ha hechizado de manera natural a toda aquella chica que ha puesto sus pies en su casa para caer victima de ese encanto natural que posee dicho vampiro, acomodando su cuerpo para recibir a su compañera, siente aquél delicado pero perfecto cuerpo de la albina, despertando bajos instintos que no va a controlar ya que la posición en la que están es perfecta para ambos. *

Acomodó su vestido, aún en esa posición quería verse completamente perfecta para él, sus pequeñas manos agarraron el borde pomposo de su falda para darle el acabado perfecto. Ahora notaba lo cálido que él realmente era y lo cómodas que son sus piernas, tuvo qué controlar cualquier pensamiento desviado pero a su nariz el aroma embriagante del vampiro llegó, se sintió mareada, embelesada, hipnotizada qué solo pudo soltar un pesado suspiro.

* Abriendo los brazos para darle reposo a quien es de ahora en adelante su mejor aliada y compañera para conquistar el mundo y al ver que ella por propio pie va a buscarle, así que como tal al ver que es demasiado liviana, le da el calor de el cuerpo de Jonathan, esbozando una sonrisa de satisfacción al tener a tan bella chica que no ha manipulado para hacerla su fiel compañera. *

Hizo una reverencia frente a él, no podía detener los hábitos arraigados de Maid y siendo en parte del artífice que complacería al rubio, buscó espacio sobre las piernas ferreas del temido Dio. Tan liviana como una pluma, la esbelta pero atractiva figura de Sakuya encontró confort sobre esas piernas, elevó con timidez su mirada encontrándose con esos encantadores pero malditos ojos contrarios, su rostro de muñeca solo mostró un gesto tranquilo ya que no sentía miedo, ella estaba en su propio cielo.

— Me halagas, eres la primera que veo que no siente temor o esta a mi servicio por temor a morir en mis manos, eres sincera y eso me agrada. * Siendo un suceso muy extraño, ya que Dio usa a todos a su antojo y los manipula a como quiere para hacerlos su marioneta, pero por alguna razón aquella chica si que le atrae de un modo acentuado. Y más al reconocer que es un ser superior el cual es alabado, le alimenta el ego y como tal le pide que se siente a su lado por que desde ese momento ella gobernará el mundo a su lado sin importar lo que diga esa anciana decrepita por la cual siente solo asco. *

- Su garganta recibió el recorrido de una suave saliva que se deslizó en breve. Se preguntaba sí Lord Dio era consciente de que ella era una humana, obviamente no como las demás pues su existencia fue detenida en el tiempo-

My Lord, realmente soy yo la que considero la suerte de poder estar a su servicio.

-Sincera le mencionó, aún sentía algo de remordimiento al traicionar su razón de existencia: una caza vampiros disfrazada de Maid pero Dio sin duda logró hechizarla sin necesidad de ponerle algún implante de carne en su cerebro-

— Hasta que alguien nota mi grandeza, de que el gran Dio es sin duda superior a estos humanos.

— Justo ahora, My Lord —

Pues me dices cuando quieras ser mi Sakuya. 7u7