Desde ya hacía tiempo su vida había cambiado totalmente luego de conocer a ese fastidiado mocoso quien solo se entrometía más y más en su vida; sin darse cuenta ambos terminaron en caer en una seudo-relación amorosa, o al menos eso es lo que se veía a simple vista. Eiri, quien vivía enfocado en su trabajo como escritor, día tras días, padecía de la presencia de su nuevo compañero de piso, en los momentos más culmines de sus novelas. Una cotorra viviente se lo podría definir con las palabras exactas. Eso totalmente con el paso de los días fue fastidiando al rubio, tal fue así que tuvo que poner reglas en la casa para no asesinar al muchacho enamoradizo.
Como era de rutina, todos los meses debía de terminar sus proyectos y entregarlos a la editorial, por lo que su nivel de concentración debía ser total en su computadora y su novela; pero esa noche había algo que lo incomodaba, no era la presencia del chico, sino sus [...]