— Si...

No dijo más, se levantó y cuando Vexanna saliera por delante, Devana se llevaría a ese ser en una caja segura para la casa.

De inmediato sintió que se paralizaba, mirándole a los ojos sin emitir un sonido, ni una opinión.

Vexanna asiente lento porque estaba sumida en su propia mente ahora, enfocó sus zafiros en esa puerta cerrada y se limitó a decir.

— Comprendo.

Luego sonríe. Una pequeña sonrisa al ponerse de pie y dirigirse nuevamente a Devana.

— ¿Podemos irnos a casa?

— ...

Su mirada verde se poso pesadamente en la contraria sin decir nada. Por un instante bajo y asíntio.

— Bueno... Cariño, hay cosas que claramente no te puedo ocultar y... Menos a estas alturas...

Puso sus manos en los apoyos de la silla que giraba mirando aún a su esposa.

— Hago experimentos secretos... Y lo que escuchaste es una especie de Homúnculo...

Continuaba mirandole sin apartar esa mirada filosa de serpiente que tenía.

— Detrás de esa puerta...¿es posible que alguien haya hablado? No estoy segura si se trata de una voz, pero se oía como un quejido...

Señaló una puerta metálica cerrada. Vexanna nunca había entrado, se movía dentro de los parámetros que Devana le indicaba y permitía.

— Te escucho...

Estaba escribiendo algo, pero la interrupción no le molestó, dejo el bolígrafo en la mesa atacando con sus manos esas caderas para posar sus manos y prestar atención a la rubia.

— ¿Puedo hacerte una pregunta?

Estaban a minutos de irse a casa, Vexanna se acercó a la doctora apropiadandose de sus piernas al sentarse delicada sobre ella.
Sentía frío, la temperatura del laboratorio estaba un poco mas baja de lo usual.