— ¡A-Ah yo no me echo pedos! - Ya dentro de la alberca , se giró con total indignación , era vergonzoso hasta para ella , malditos programas de comedia , esos que aseguraban que las flatulencias eran graciosas , sus orejas se tensaron quería matarlo. ¿Si? ¿Eso quería? sentía mucha vergüenza hasta que el primer pelotazo le llegó por la nuca.- — ¡Ittai! -Se quejó para girarse, el niño vilmente se escondía en lo alto del tobogan plástico , burlándose de que ella no podría subir.- — ..¡Aaaay! - De inmediato Dasha subió por la parte contraria del tubo , escuchándose como en diversas ocasiones casi se resbala. Más no fue así , un enorme alboroto fue propiciado hasta que terminaba volviendo por el mismo agujero de entrada , con el niño entre brazos.- — ¡Tengo el juguete! -Victoriosa lo alzó , el pequeño comenzó a llorar.- — ¡¡Se rompió!! ¡¡Tasukete!! Dasha no le hizo nada.

También, cuando comes mucha carne roja. [ Profesó con cuidado, mientras que en su postura analítica prefería optimizar el terreno a su vista, alzó sus ojos amarillos para plasmar una estrategia adecuada en caso de ser atacados por niños armados con pelotas de plástico. ] Creo que lo mejor es que no seas tan bravucona con los infantes, trátalos bien. Juega con ellos.

— ¡Una pedo que! ¿¡Me acabas de decir que me echo pedos!? -Sin saber el significado de la palabra todo fue mal interpretado , negó rotundamente, quería explicarle sobre sus gustos por la carne cuando el niño salió , pero hacía los enormes toboganes. Dasha de inmediato lo siguió con gran rapidez , entro en la alberca de pelotas , gruñendo mientras todos salían corriendo.- — ¡Dame ese juguete!

¡¿Cómo que demasiado bien? Omae, no me digas que eres una pedofila... [Dijo mientras ahora regañaba a Dasha, señalando primero al niño para que huyera despavorido.] Es un niño, Dasha. Eso no.

— ¡Un brownie no es la salvación del mundo! -O quizá si lo era debido a que traía en el interior un juguete ilimitado de la serie favorita de ambos. Le dió un suave tirón por el brazo, mientras él niño tenía una mordida suave en el brazo y tenía la cara llena de crema pastelera; pero había sido tal tonto que rompió el dos el preciado objeto.-
— ¡Onegai! E-Estamos en la zona de niños y huelen demasiado bien.

¡Nandenayen! Nadie toca el último brownie... [ Aseguró mientras afianzaba su postura sin sentido, dispuesto a darlo todo, sin importar que se tratase de un simple niño. Por momentos, la sombra de los ojos del samurai se posó absolutamente estoica. ] No te entrometas, tengo mucho que proteger.