Se guarda el comentario, pero continúa pensando en Danna y su padre algún rato más, hasta que la mención de las flores le hace sonreír y continúa recolectandolas, cortando sus tallos.

— En teoría para mi. Pero usaré su color para hacer un regalo para alguien más...

— Nah, no lo ha hecho en 500 años menos lo hará ahora.

Le daba igual, la dragona se puso al lado colocando el florero al otro lado libre de la pelirroja.

— ¿Para quien son esas flores?

— A veces, el tener un padre ya es una maldición por si sólo.

Comentó dejando sus manos quietas sobre el césped, observando a Danna con cierto pesar.

— ¿Crees que en algún momento se le pasará y te perdonará?

Pensando en ello, Gala sentía que hacía lo correcto al no exigirle deseos a Danna. Merecía algo de calma, y esa libertad que le había otorgado.

Chasqueo los dedos apareciendo un florero, allí metería las flores que Gala le diera mientras la seguía y hablaban.

— Mi agraciado padre me maldijo para cumplir deseos, de hecho la maldición es tan fuerte que ninguno de mis amos puede desear mi libertad si quisieran ¿Hermoso regalo paternal verdad? ~

Lo decía en sarcasmo, Danna veía la vida con humor para no deprimirse.

— Era una dragona tranquila en las praderas, pero robale a tu padre su mayor tesoro y te maldecira. Además que lo hice en broma, no lo iba a robar en realidad. No aguantan un chiste los viejos (?)

Se estira en el aire poniéndose boca arriba dejando caer sus cabellos rojizos por la gravedad.

— Tiene sentido, si puedo usar mi beneficio para hacerles la vida más fácil a quienes me importan.

De todas las lecciones que aprendio de su mafioso padre, esa fue la única que podía seguir.
Le extiende las flores a Danna y sigue recogiendo.

— Ayúdame a cargarlas, tienen un buen pigmento. Haré pinturas mañana...

Suspira, mirándola entonces.

— ¿Cómo? ¿A qué te refieres con maldecir?

— Entonces... Me pides deseos para ... ¿Mi? Eso no tiene sentido Gala.

Se cruza de brazos girando para caer boca abajo y seguirla con la mirada, un "poof" hizo que apareciera dónde estaba Gala recogiendo aquellas flores.

— Es como si tú fueras la genio en ese caso, me pides cosas para mí pero yo soy la que debe cumplirlos a ti... Gala puedes pedir lo que sea para ti, viajes, fama, lo que desees no tengo problema con eso es mi labor... Es... El sentido de vida que tengo desde que... Me maldicieron

Orgullosa de sí misma sonríe levantando la cabeza. Quería ser una buena amiga, no una ama. Esa palabra le daba gusto decirla a alguien más, pero a la inversa no.(?)

— Te he pedido cinco deseos desde que te conozco. Todos, excepto las donas sin azúcar, han sido pensando en ti.

De pronto se levantó, sacudiendose la falda y caminando unos pasos más lejos donde recogió unas flores silvestres que crecían en libertad.

— Quiero que tengas una vida digna también, aunque respeto que seas devota a tu trabajo.

— Solo cumplo sueños Gala, no significa que deba tener suerte o prioridades.

Se recuesta boca arriba mirando el cielo entendiendo y sientiendose más tranquila.

— Ya veo, era un sacerdote. Pensé que alguien más sospechoso te habría dado mi hogar, seguro el tipo me encontró, nunca sabremos cómo (?).

Flashback.

Aquel viejo estaba en el final de un río recogiendo agua, aquella piedra estaba en frente de el, reconociendo el amuleto un pez se lo había comido. A continuación imagen de un viejo empapado con una vara peleando indignado con un oso y el pescado (?).

— Seguro era un viejito sabio (?) Me alegra que tú seas mi ama aunque no pidas nada de deseos pero se que soy útil cuando realmente me necesites.

— Tienes muy mala suerte, a pesar de ser una persona que parece darla...

Gala hizo una pequeña mueca de disgusto al tocar el collar con el pulgar. Esa piedra había pasado por muchas manos y lugares desagradables; ella nunca sería tan descuidada.
Sintió pena por Danna, tenía un trabajo y una vida difícil.

— Oh si, el anciano. Fue en año nuevo, él parecía un filósofo o algo así, porque cuando me entregó la piedra parecía saber cómo me sentía en ese entonces. Bastante mal, a decir verdad...Pero él mencionó que la piedra absorbería mis males y también el asunto de los deseos. Luego ¡puff! Desapareció.

Rasca su mejilla, pensando. La vida se había tornado tan extraña.

Lleva sus manos entrelazadas a su nuca acostandose en la grama.

— Depende... Hay unos que luego de tener todo se olvidan de que existo, otros simplemente son descuidados y me pierden. Ya sabes

Señala con su índice la piedra que Gala llevaba en el cuello.

— A veces me he desecho de ellos mismo manipulandolos por sueños, hago que digan el deseo mientras duermen de que ya no me necesitan. Si quieres números varían, el más largo fue por dos años pero el idiota borracho me dejó caer por un retrete... Ew...

Se acuesta de lado mirandole, apoyaba su codo en la grama y su mejilla reposaba en su propia mano.

— Dijiste que un viejo dejo mi casa en tus manos ¿Cómo fue eso?

Sentía curiosidad por saber esa historia, Danna llevaba tiempo sin salir al mundo exterior, le extrañaba que aquel viejo no la usará.