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Voluble
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CainMason · 36-40, M
Una ambición con medida la mantendrían a salvo, si, pero el anonimato completo le resultaba solo un sueño a este punto de la vida, la señorita Wells realmente dejaba una buena impresión. -Por su puesto, si requieres tratar el negocio conmigo, solo avísame con tiempo e intentare limpiar algo de tiempo en mi agenda.- Le sonrió sinceramente, el café le borró la mueca de malas del rostro en un par de sorbos.

-Oye, también tiene sentimientos, Billy hornea en su tiempo libre.- El más alto de los guardaespaldas afirmó con la cabeza. -Y pues... ¿Quieres una pasantia o algo así? Supongo que podría usar una asistente, pero necesitare tus antecedentes para eso.- La idea de aliviar sus responsabilidades se presentaba realmente tentadora, incluso podría ganar un par de horas de sueño extra con la ayuda de un auxiliar.
 
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CainMason · 36-40, M
-Muy bien, solo debo revisar las posibles rutas para la entrega, necesitare un punto de recogida especifico y estaremos listos para hacer negocios, Señorita Wells- Su café le fue entregado en la diestra, buscó la licorera en su saco y vertio un poco en su bebida antes de darle un sorbo. -Supondré que no necesitaras nada más de mis servicios luego de eso.-

Toda una profesional después de todo pensó, era agradable el cambio, quizá la jovencita si tendría sus 8 años más en el negocio después de todo. -No es de mi incumbencia, de estoy seguro, pero ¿No hay otro motivo más allá del dinero? No es que no piense que es un buen motivo, es gran parte de lo que me mantiene acá si te soy sincero, pero algo no cuadra.- Dio otro sorbo profundo a su café, ya necesitaba la dosis diaria de cafeína, incluso su mirada empezaba a parecer viva. -Pareces capaz de hacerte un buen vivir en cualquier lado ¿Acaso quieres irte en un gran bang mientras eres joven?-

Dejó su café en la mesita frente al sofá y le dedico toda su atención al rostro de la curiosa invitada. Con el segundo aire de vida vino un repentino ataque de curiosidad.
CainMason · 36-40, M
-No, no consumo nada de mi producto, la cafeína por otro lado, es una necesidad... ¿Me traes un cargado?- El segundo guardaespaldas suspiró antes de salir de la habitación, parecía ser algo común el ser tratados como camareros. Se sentía observado y con justa razón, había sentido esa misma mirada antes en clientas esperando conseguir un descuento por sus caras bonitas, ya era inmune a la misma.

-La discreción es nuestra especialidad, nadie se hace rico en base a la fama, pero tarde o temprano tu nombre sonara en este negocio, no importa lo bien que ocultes tu rastro, siempre hay alguien mirando.- Demasiado joven y demasiado ambiciosa, una historia demasiado familiar. Ahora apartaba la mirada, demasiado cansado para intentar una negociación de ese tipo.
CainMason · 36-40, M
-Wells... No me suena de nada, curioso.- 8 años más de vida le parecían expectativas demasiado altas. El nombre no le era familiar, tampoco la ciudad, toda la situación era irregular sin embargo ya tenia media hora vacía en su agenda, no le afectaría en nada perderla con la chiquilla.

-¿22, eh? Supongo que puedes pedir algo de beber, pide lo que quieras y uno de los chicos lo traerá por ti.- Señalo a los guardaespaldas, quienes respondieron un movimiento lineal con la cabeza. -Solo no pidas nada del producto, no lo consumimos en el local.- El dúo a la entrada de la habitación negó con las cabezas a la vez.

-¿Cuánto estas interesada en adquirir? Si necesitas que la mueva en silencio tendrá un costo adicional.- Rara o no la situación los negocios lo mantenían a flote. Se acomodo un poco más en el sofá, dejando la libreta a un lado, no tenia información sobre la ciudad en ella así que de nada le serviría.
CainMason · 36-40, M
-¿No murió Alejandro Magno como a los 30?- Guardó la licorera de nuevo en su saco, parecía tener una joven ambiciosa y brillante frente a él, no era la primera ni seria la ultima que vería intentar abrirse camino en su linea de negocio antes de desaparecer en el interior de varias bolsas negras, pero la moralidad y el remordimiento no llenan su billetera.

-¿Dónde esta tu ciudad? No me conviene un choque entre clientes.- Tomó su libreta, listo para chequear la información que se le proveyera, no le importaba realmente si el territorio estuviese en conflicto con otro cliente, el dinero llegaría a él al final del día. Aún así estaba dispuesto a intentar facilitarle la entrada al negocio, las chicas lindas siempre consiguen más dinero que los matones con tatuajes en el rostro.

La vista cansada se agudizo un segundo, miro a la chica con recelo mascullando una idea antes de esculpirla con un tono neutral. -Por cierto ¿Quién diablos eres?-
CainMason · 36-40, M
-Bien, bien ¿Cuál es tu asunto conmigo?- La voz de Mason anunció su humilde entrada a la habitación, la altura de los guardaespaldas disimulaban su metro ochenta y cinco, si su reputación no le respaldara cualquiera lo confundiría con un contador mal pagado, en parte por su traje desalineado como su cabello, pero mayormente por la libreta en la que hundía la mirada. Tan absorto en su libreta que al entrar chocó con el brazo de uno de sus guardaespaldas, la bestia de casi dos metros respondió con apenas una palmada al hombro de su jefe, orientándolo hacia el sofá de dos plazas donde tomó asiento. -C. Mason- Se presentó dejando la libreta a su lado, con el cuidado de ocultar el contenido de la misma, un profesional no debería llevar el trabajo a todos lados, pero era lo que tocaba cuando el trabajo se acumulaba y la oficina no es más que un bar fachada para lavar dinero. Los ojos marcados por la falta de sueño se clavaron en el rostro de la invitada, no recordaba haber agregado la cita a su agenda, y su asistente tampoco pudo haberlo hecho, pues no tenia asistente alguna. Algo en ese rostro no le cuadraba, algo no estaba bien a su juicio, pero el cansancio no es buen juez de carácter o rostros. La diestra se fue al bolsillo interior de su saco, en busca de su barata licorera de aluminio. Dio un sorbo sin dejar de acosar a su invitada, al terminar su voz por fin se alzó en una frase que no parecía automatizada. -Tienes ojos demasiado bonitos para este negocio, pequeña.-