Cerró la puerta corrediza detrás de ellos soltando a su hermano para dirigirse al fondo de aquella habitación que tenía un mural pintado del monte Fuji, siendo este un poco tapado por la rama de un árbol de cerezos. Prendió las únicas dos lamparas pequeñas de la habitación y regresó hasta donde estaba el mayor.
— En eso tienes toda la razón, ¡bien! Entonces no nos molestará, aunque te digo que presiento lleguemos tarde a la reunión a pesar de ya estar aquí.
Se deja guiar por la hermana a quien sigue sin chistar o queja alguna, solo la sigue en silencio hasta llegar alguna de aquellas habitaciones, en aquella fortaleza todo era mas calmado, los ruidos no se detectaban incluso fuera de las habitaciones ya que solo era el lugar sagrado para Muzan y los demas Lunas Sangrientas.
· ─ Entiendo, aun que Nakime tampoco es que de completa atención a todo lo que lo rodea si no es la misma fortaleza y las ordenes de Muzan, nee-echan. ─ ·
— Deberíamos alejarnos bastantes habitaciones, no queremos desconcentrar a Nakime. Vente Onii-chan.
Tomó la hermano de su hermano para llevárselo lejos del "vestíbulo" de aquella Fortaleza, recorriendo cada uno de los pasillos hasta llegar a la habitación más alejada y oscura de todo el recinto.
