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Para una persona en exceso desorganizada como ella, el hecho que Crisant le atribuyera aunque sea en broma el trazado de un plan maestro que le habría llevado años plantear, la obligó a soltar una mirada incrédula. No hizo ningún comentario al respecto, ocultando su sorpresa sin demasiado éxito con una sonrisa en un intento de parecer misteriosa.

No fue hasta tenerlo enfrente que reparó por primera vez en lo alto que era, aún recordaba que de niña le sacaba unos centímetros, ¿en qué momento habían dejado de crecer? El peso de sus manos en los hombros la ancló metafóricamente a la tierra y al hecho que ahora debía buscar una excusa para meterse, en el peor de los casos, en problemas e invitarlo a detención con ella. Al menos iba a hacer que valiese la pena el riesgo. —Qué puedo decir, de noche todo tiene un resplandor distinto. —Tal vez había una alusión inconsciente al recuerdo compartido por ambos, pero la realidad es que siempre le maravilló lo mucho que la luz de la luna distorsionaba sin piedad todo lo que tocaba.

—No vas a cruzarme en la cancha si eso te preocupa. ¿Cazador? —Intentó adivinar mientras buscaba algún indicio de su posición en el equipamiento que llevaba consigo, el cual no estaba al completo alcance de vista. Pensó de que manera podría comunicarle su tan llamada "destreza" sin ser redundante con sus palabras, así que no tuvo mejor idea que hacerle una muestra allí mismo, en el medio del pasillo. Flexionó y estiró sus piernas con cortos movimientos para calentar y de repente, subió con ayuda de una mano y equilibrio, uno de sus pies por encima de la cabeza, estirando por completo su pierna derecha. Segundos después desarmó su posición con suma elegancia y realizó la rutinaria reverencia que solía ejecutar una vez terminado un cuadro de ballet.

—Espero haber respondido. ¿Que dices? ¿Crees que puedo hacerte un buen bailarín? —Cualquier excusa para bailar le era suficiente y siempre intentaba incluir en su pasión a cualquier persona que demostrara el mínimo interés en ello. Se giró en búsqueda de la persona que Crisant había estado observando momentos atrás, encontrándose con otro jugador de quidditch. De inmediato su expresión se tornó seria ya que temió estar demorándolo así que se hizo a un lado y con un pequeño movimiento de mano le indicó el camino hacia él. —Si tienes que irte, no me voy a ofender, después de todo soy yo quien te emboscó.

Un flashback de ellos escondiéndose con la respiración acelerada y el corazón por estallar, se manifestó en su mente al segundo que el contrario pronunció la palabra "ocultar". Lo que comenzaba a inquietarla era, ¿qué era lo que su mente ocultaba? ¿Acaso él tendría el resto de las piezas para completar esas imágenes sin sentido? Tomó la mano del contrario y la apretó un poco antes de soltarla, mitad como muestra de aprecio y mitad para asegurarse que el en efecto estaba frente a ella.


— ¿Y cómo terminaste aquí? Además de seguirme el rastro, por supuesto. —Revoleó los ojos con una sonrisa por el comentario, mientras a causa del frío parecía sumergirse cada vez más en su capa azul. En su voz se notaba genuina curiosidad, no lo había visto en ninguna práctica de danza o instrumento, así que su destreza debía ser otra. Después de todo, si estaba en la Competencia de las Escuelas de Invierno como invitado, en algo debía competir. Luego de ponerse al día, podría cuestionarle

Sería una mentira decir que no esperó su respuesta, pero antes que el contrario pudiese emitir palabra, lo había tomado de los brazos y rotado su posición para intercambiar lugares, ocultándose con el cuerpo de su antiguo amigo de la muchedumbre estudiantil. Al contrario de su agradable encuentro con Crisant, había personas en el castillo con las cuales Gigi prefería no cruzarse; y ahora por detrás de él iba una de ellas. —Oh, ahora que te encontré estas obligado a acompañarme en mi próxima aventura. —Declaró sin tener idea de en qué locura podría llegar a involucrarlo y siquiera si él aceptaría acompañarla, pero estaba segura que algo pronto cruzaría por su camino. Al igual que él lo había hecho; las cosas sucedían por una razón y nada era una coincidencia.

La risa se congeló a medida que sus gestos de momentánea felicidad, se transformaron en marcos para un rostro, ahora, inexpresivo. Cómo si la hubiesen descubierto haciendo algo malo de lo cual no estaba consciente, desencajándola de su caótica armonía por un momento.

La marea de alumnos la mecía sin piedad pero ella ahí estaba, paralizada como una roca costera, víctima eterna de las violentas olas que corrían a su encuentro. Desde que sus ojos se cruzaron con los del joven, sintió que no podía respirar, no podía seguir existiendo como lo había hecho hasta ahora. Ese intercambio de miradas había abierto una puerta que ni siquiera recordó haber sellado, un recuerdo oculto en un lugar recóndito. Un grito resonó en su cabeza, recordó sus pequeñas manos entrelazadas corriendo por el bosque, las mejillas bañadas con lágrimas por el shock. Pero así las recordaba, húmedas, con un aroma peligroso en el aire.

La sensación aún se deslizaba por su columna vertebral cuando lo reconoció. Era él, lo sabía. Sus facciones infantiles se habían endurecido, pero esa expresión expectante era la misma que había puesto de niño cuando lo retó a escaparse de noche de la carpa e ir a jugar bajo la luna. Aventura que no recordaba como había terminado, al menos no por ahora.

Intentó dar un paso, pero no pudo a causa del paso constante de estudiantes. Respiró hondo y con paso firme, se alejó del flujo de personas dirigiéndose hacia él. ¿El la recordaría? ¿Y qué recordaría exactamente?

—De todos los castillos, de todas las escuelas que claramente no son las nuestras, aquí te encuentro. — Finalizó con una pequeña sonrisa de añoranza, recordando tiempos donde todo era más sencillo.

Quién lo diría. ¿Ya cuántos corazones has roto?

💬... Respuesta de Redhead:


Lo se.. Y sabes que yo esperaré con calma.

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💬 Respuesta de Redhead:

¡Lo espero con ansias!

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-El día tan esperado para Charlotte había llegado estaba en la escuela a la que siempre quiso pertenecer en Ilvermony, su sonrisa era deslumbrante casi que podía decir que molesta pues los chicos de más edad rodaban sua ojos al pasar a su lado o tal vez se debia a su cabellera roja que resaltaba en medio de toda la nueva generación, cuando fue seleccionada para la casa Horned Serpent no podía más que estallar de felicidad aquella casa solo escogía a los privilegiados de mente y ella ahora es parte.

Aquella manaña se prepararo como cualquier otro día pero la emoción de recibir su primera clase de vuelo era algo que la tenía llena de ansiedad, mientras todos sus compañeros se acomodaban en sus lugares podía escuchar el murmuró de sus compañeras sobre el nuevo niño que las cuatro casas querían ella por su parte se dedicaba a lo suyo y rápidamente comenzó su pequeña popularidad finalmente todos estaban listos y cuando su maestra los coloco en parejas estaba un tanto en shock no podía creer que le habían asignado al niño estrella de ese año pero como madre siempre le enseño debia ser cortés y amable y así lo hizo- ¿Porque dices eso?-De inmediato una sonrisa se asomó por sus labios-

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