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—¿E-Eh? —Parpadeó con atonía, él sin dudarlo siempre sabría como se encontraba el estado anímico de la joven. Y no podía ocultárselo, al menos no mucho tiempo. Apretó las comisuras una con la otra hasta formar una delgada línea para ocultar que le estaba temblando por los nervios. —N-Nada, nada padre... B-Bueno.. —Sus mejillas adquirieron un interesante color rubí, se armó de valor para hablar entonces con él. Tragó un charquillo de saliva para sosegar su ritmo cardíaco.

—E-Estoy saliendo con un chico del planeta Tierra —.Susurró tan bajo que apenas ella misma le oyó, pero sabía perfectamente que el sentido agudo del hombre de cabellera albina no necesitaba dilucidar.