CsMzl is using SimilarWorlds.
Join SimilarWorlds today »
26-30, M
Oscuro, misterioso, un caudal indiscutible de seriedad.
About Me
About Me
[c=#60BFBF]Nombre:[/c] Christopher Fitzwilliam.

[c=#60BFBF]Apodo:[/c] Moukarzel.

[c=#60BFBF]Edad:[/c] Desconocida, se dice que existe desde el inicio de todo, con Dios.

[c=#60BFBF]Raza:[/c] Serafín.

[c=#60BFBF]Personalidad:[/c] Christopher en el inicio de todo se le conocía por su inquebrantable tranquilidad, serenidad e imparcialidad para decidir las cosas, además de su misericordia para con cada ser vivo existente. En algún momento, la personalidad de Christopher sufrió un cambio drástico, volviéndose frío, selecto y con un atisbo de maldad insufrible. Desde ese momento, es normal ver a Christopher ser el polo opuesto del misericordioso Serafín que algún día fue.

[c=#60BFBF]Apariencia:[/c] Christopher como ser angelical, no sufrió una mutación a su apariencia como Lucifer. Actualmente es normal verlo de traje, posee una cabellera plata, corta y unos ojos embelesadores de tono esmeralda. El mismo ha conseguido tomar la apariencia de un ser humano común, al ocultar sus alas al público.

[c=#60BFBF]Historia.[/c]

תחילת כל [i][u]“El inicio de todo”[/u][/i]

Cuando no había nada, existía un ser absoluto lleno de poder, que son solo desearlo, desprendió de sus fanales un rayo de luz: lo moldeó, con amor, sabiduría, entendimiento y juicio, creando un ser, el primero de todos, que le acompañaría por la eternidad al cual se le conoció como קודם כל [i]“el primero de todos”[/i], y eventualmente Dios denominaría Christopher. El altísimo ha decidido formar estrellas y perfilarlas sobre un universo infinito, donde poder existir, dar vida, formar amor… Y el papel de Christopher sería de vital importancia en éstos planes. Debía dotarlo de su poder, así que sopló y por cada vez un ala majestuosa emergía de él. Lo nombro Serafín, el primero y más querido. Junto a él, fueron creados 11 serafines más encomendados a cantar glorias y alabanzas al altísimo por la eternidad.

Creo Dios así un castillo de luz, erigido en los más preciosos metales y minerales que eventualmente bañarían el Cosmos: En la cima sobre los “tronos”, descansa rodeado de sus hermosos serafines. Habiendo formado a sus servidores, formado un hogar, comenzó a crear a sus ministros trinitarios compuestos por 9 coros angelicales a los cuales les obsequió una labor dentro de la existencia misma. Todos alabaron a Dios, pues lo que hacía era bueno… Pero un día, Lucifer, el más hermoso de los ángeles mostró maldad en su corazón: Dios en su infinito conocimiento lo supo, y Christopher advirtió de su comportamiento, pues como Querubín, Lucifer había sido dotado de conocimiento, riquezas y perfección, la misma que le llevó a ambicionar y revelarse ante Dios.

[center][i]"¡Cómo has caído del cielo Lucifer, hijo de la Aurora! ¡Has sido abatido a la tierra dominador de naciones! Tú decías en tu corazón: "escalaré los cielos; elevaré mi trono por encima de las estrellas de Dios; me sentaré en el monte de la divina asamblea, en el confín del septentrión escalaré las cimas de las nubes, seré semejante al Altísimo”[/i][/center]

Y fue así como el más hermoso de los querubines fue desterrado de los campos de Dios. Christopher, vocifero el cantico que consumó entre brasas rojas a Lucifer y por obra de Dios, cayó hacía una roca vacía a pagar sus pecados. Junto a él, fueron arrastrados los denominados “ángeles caídos” que al perder la gracia divina, terminarían malformados y creando la liturgia del pecado denominada “demonios”.

El amor de Dios era tan infinito, tan grande, que creo a su imagen y semejanza un hombre, en una roca árida la cual sopló y llenó de vida, al cual conocerían como Adam; la vida abastece aquella tierra y se vuelve fértil, los caídos logran llegar allí y envidiosos de la obra de Dios deciden perjudicarlos, tentando a Eva, la mujer de Adam, a comer del fruto prohibido. Al desobedecer a Dios, son expulsados del Edén y malditos a una vida mortal llena de penas, sufriendo por la constante presencia de los demonios en sus tierras… Y es ahí, cuando Dios en su infinita misericordia nuevamente ofrece paz y exhumación de culpas a sus queridos hijos. Sus coros ahora poseen la tarea de vigilar, proteger y guiar a los seres humanos, incluyendo a Christopher.

En determinado momento, siguiendo el consejo de la trinidad angelical principal compuesta por Serafines, querubines y tronos según su orden de jerarquía, Dios decidió enviar a su propio hijo a la tierra en forma de humano para vivir entre ellos y aliviar sus pecados: Christopher creía que, con tal muestra de amor, los humanos se volverían bondadosos y aceptarían a Dios en sus vidas para alabarlo por la eternidad. Sin embargo, la humanidad no mostró piedad y mataron al hijo de Dios que ofreció su vida para salvar la de los hombres, y el interior de Christopher, justo donde se encontraba su amable, humilde y amoroso corazón se fracturó.

A diferencia de Lucifer, Christopher no ambicionaba, no se había enceguecido por su belleza, sólo había perdido fe en la humanidad. Dios decide mandarlo a la tierra, a convivir con los seres humanos, con la intención de conocer más íntimamente el concepto que rodeaba sus existencias y pudiera sanar su dolor, pero no lo consigue, al contrario, la fisura en su corazón se extiende hasta borrar en él el amor, o la piedad, incluso ha llegado a matar a seres humanos.
Dios arrepentido por su error, decide mandar al arcángel Jophiel protector de los coros y 7 cielos, que, junto a Miguel arcángel luchan contra los caídos saliendo victoriosos. Jophiel decide restaurar el rumbo mal direccionado de Christopher, sin lograrlo, opta por matarlo como último remedio concedido por el altísimo: la pelea fue orquestada bajo la sinfonía de los ángeles en los 7 cielos, y fue seguida de un silencio que duró 7 lunas, tras la muerte del amado Jophiel. Desde aquel momento, Dios perdió la fe en su querido serafín y evitó confrontaciones con éste, lamentando en la eternidad este hecho.

La tierra se encontraba infestada de demonios que ofrecían poder a sus seguidores humanos a cambio de veneración, dando paso a la creación de magias negras como la nigromancia y a su vez, a la creación de nuevas aberraciones de la naturaleza: brujas, vampiros, lobos, duendes… cuyos objetivos en el mundo era esparcir el caos. En determinado momento, Christopher se planteó a sí mismo restaurar el orden natural de las cosas: las aberraciones deberían ser destruidas junto al ser humano, por lo que decide matar a todo lo que se le cruce… Pero, un día todo cambio: conoció un vampiro, que fue capaz de luchar codo a codo con él hasta caer exhaustos los dos. Christopher no puede morir, y reconoció que no existía ser igual por lo que merecía su respeto y admiración. Aparentemente, el respeto fue mutuo y juntos conformarían un grupo unido por estas bases, tan sólidas y absolutas: respeto y admiración, sesgadas bajo la auto-denominación de “Fitzwilliam” como apellido.

[i]Christopher ama destruir todo. Su naturaleza angelical no es más que un cascarón que encierra una profunda y caótica maldad que estallará en cualquier momento buscando satisfacer su ego.[/i]