¿Que le dieron a comer a esa niña? Soltando una carcajada por sus puntas lanzadas, bajo un poco su gorro antes de quitárselo por completo, bien merecido que lo tenia, seguro el hubiera sido distinto si aquella chica le hubiera mentido pero no fue el caso.

— ¿Dos? ¿Tanto apetito tienes? esta bien es un trato pero debes darme tu número de celular.— También quería sacarle o ganar algo. — Vamos rosita por aquí quiera mi heladería favorita.

— Lo malo es que creaste un estereotipo en tu cabeza sobre mi, sin siquiera conocerme, eso es lo malo.— Presiono el botón de su móvil apagando la pantalla del mismo, manteniendo ese matiz dulce y aterciopelado en su tono de voz pero también entre el mismo se encontraba una nota de disgusto. — Aceptare porque el calor esta horrible pero serán dos potes ¿Tenemos un trato?—

Esta bien lo ha dejado en Jake Mate. Le otorga toda la razón es una chica rosa.

— No, bueno si pero ¿que tiene de malo? es raro toparse a alguien con tu apariencia que no sea porque usa trucos.

Sin apartar los ojos de el celular de la chica rosada, suspiro resignado a la situación, dándose un momento para levantar la mirada hacia ella descubriendo que es bastante pequeña pero en comparación a las demás siente agrado, tal ves por saber que no es una mentirosa.

— Como disculpa aceptar un helado.

𝓐l parecer no se va a dar por vencido ¿Enserio quiere ver que lo que dice es verdad? quiere que sera el estereotipo al cual esta acostumbrado a ver, si ese es el motivo, esta muy equivocado. — Estas siendo un poco extremista ¿No lo crees?— Mas tenia la sulucion justo entre sus manos, desbloqueando su móvil entro en su galería buscando una foto de cuando era una bebe y ¡Eureca! allí estaba su prueba.

— Claro niña rosa lo que tu digas.

Mascullo sus palabras rodando a la par sus ojos, era un ser altanero ni mencionar el ego que se gastaba Owen pero los actos de la joven lo dejaron con la boca cerrada, lo que pensaba eran pupilentes no se movieron o se removieron ¿de verdad sus ojos eran rosados? Trono su lengua rascando su mejilla.

— ¿Y tu cabello? ya descarte tus ojos pero tu cabello.

— Lo se, soy incapaz de mentir y si lo hago estas son atrapadas en el aire.— Chasquea sus dedos. — Así de rápido.— Guardo silencio y entendió lo que quería que hiciera, agarrando aquel pañuelo Candy lo restregó en sus ojos para al volver a abrirlos sonreír encantadoramente. — Ves creo que me debes una disculpa por pensar así de mi.—

Sorprendiéndose por la respuesta Owen, incrédulo, le dio un pañuelo para que se lo pasara por los ojos.

— Sabes que mentir para que las personas se interesen en ti es patético.

𝓟estañeo un par de veces antes de reírse infantil mente, otra vez le hacían la misma pregunta de siempre. — Ni uno ni lo otro es mi tono natural.—

— Eres tan rosada que me llama la atención ¿Estas usando pupilentes o teñiste tu cabello?