—Quería empezar por entender la muerte, este cádaver. La sangre es mínima, es como si fuera una salpidura, un despercidio... —Decir esto último lo intrigo al momento. ¿Por qué la sangre sería desperdicio? Y en primera instancia, por qué sería entonces algo necesario. —Buscaba su sangre. Pero no sólo eso, fue una muerte bastante rápida. (Me hubiera gustado que sufriera). Sin embargo para su agresor era importante que fuera de este modo.
Luego de repasar sus ideas, ahora se sentía más confuso por lo que el testimonio de la doncella sería de vital importancia para poder aclara lo que ocurría. —Milady... ¿Vio a usted al asesino? ¿Algo que pudieramos considerar? Debe seguir aquí y temo por la seguridad de todos. Por lo que cualquier detalle por gráfico que sea, será necesario. Por lo que espero contar con usted.
El cádaver adornaba la escena de manera poética. La propia faz del antiguo Lord mostraba su miedo y desesperación que él mismo hizo pasar a imnumerables esclavos a través de su tiranía. No solía desearle la muerte a nadie, pero Lord Drakan el "Bendito", mató a decenas de personas a su cargo como si fueran meros objetos. La muerte era algo mínimo para castigar sus atrocidades.
—No hay nada qué hacer aquí. Sólo limpiar el desastre. ¿Ya avisaste a la la guardia ducal? La sangre no está tan seca. Tal vez, siga aquí. Su asesino. —Comentó mientras realizaba su inspección sobre el líquido rojo.
De pronto su mirada se centró en la doncella que había encontrado el cuerpo. Era momento de interrogar pero, en su interior, percibía un halo extraño, una sensación que le daba escalofríos efímeros. ¿Por qué lo sentía? No lo entendía del todo pero sería mejor ampliar su investigación.
—Milady. Lamento que haya tenido que presenciar esto, sin embargo, tendré que hacerle un par de preguntas.
Gracias a su "grandiosa" idea de rasgar sus ropas,el hombre aquel pudo notar su evidente belleza, la que muchas veces usaba para conseguir su alimento alimento esta vez, parecía le serviría de nuevo, pues su plan se complicó justo cuando el hombre le había aceptado como esclava y procedía a guiarla a su posible hogar; la albina sufrió una decaída y la sed le nubló el pensamiento por lo que atacó al hombre que iba de guardaespaldas para terminar con sus fauces sobre el cuello del Lord del que se alimento con tantas ganas que no se controló dejándolo inconsciente sobre el piso y es ahí en donde tiene un encuentro inesperado, pues aparecía un hombre desconocido.
Sus ojos carmesí brillaron, efecto causado por el extasis que sintió al haber vuelto a alimentarse de tal manera después de tanto tiempo.
Buscó llamar su atención, la información no había sido difícil de obtener y ahí comenzaba la siguiente fase.
⸻ El hombre que mencioné murió. ⸻ Mintió descaradamente. ⸻ Soy consciente de que no tengo valor alguno pero deseo servir a un señor como usted. ⸻ El mostrarse sin valor, vulnerable y el humillarse para elevarlos era lo que les gustaba a esos bastardos y Valerie apostó por eso.
Le quitó los grilletes y las cadenas a la mujer aquella y se las puso, sabía que podría ser peligroso pues todo tenía oportunidad de salir mal, pero se arriesgaría y adoptando un papel de esclava se dirigió a la taberna en donde entró apresurada.
⸻ ¡A-ayuda, por favor! ... Mi amo, por favor ayúdelo!
Varios hombres se levantaron de su asiento, pues al asumir que era esclava significaba que tendría un amo noble, claro que el deseo de recibir algún beneficio siempre está presente. Es así como la mayoría saldría de taberna en dirección al muelle pues allá es donde indico la albina se encontraba. De reojo pudo ver la figura de un hombre que minutos después de irse todos se levantó para ir al parecer también en aquella dirección, más ella habló de nuevo.
Los planes habían salido a la perfección, al menos la primera parte. Valerie tuvo que abandonar la ciudad anterior pues estaba en la mira de los cazadores que iban tras sus pasos. Un barco la habían acercado a una nueva ciudad llamada Nyxen, pues parecía tener el clima perfecto para ella. Sabía que era una ciudad controlada por un Lord, su intención era buscarlo para tratar de conseguir su protección de alguna forma; pues estaba confiada de que lo lograría.
Al caer la noche, gracias a esas nubes el clima para cualquier mortal era frío, tenebroso, intrigante, ella estaba feliz. En su camino hacia una taberna, en donde había enterado se encontraba aquel lord, encontró a una esclava tirada sobre la fría calle empedrada, pensó que tendría su primer comida en aquella ciudad pero al tocarla esta ya estaba sin vida y claro, no había nada mejor que un buen trago de ese cálido y dulce líquido carmesí brotando de la yugular, soltó un suspiro y entonces llego a ella una idea.
Para su mala suerte, no podía irse sin más o acabaría siendo presa fácil del imperio. La única forma de separarse de su "amo" era justamente, la muerte. Por más poética que fuera, la fortuna le sonreíra al joven Clive. Puesto una noticia sonó al unisonó del mayordomo de la residencia.
"¡Ayuda! Nuestro Señor... Duque de Nyxen. Se está desangrando. ¡Ayuda!"
—¿Qué demonios? —Clive esgrimió su espada de inmediato y se adentró ante la llamada de la emergencia del subdito hacia el interior de la fortaleza a la que le estaba prohíbido acceder. —Camel. ¿Qué pasó? —Preguntó al mayordomo mientras accedía al recinto pero este último sólo le señaló el final del pasillo, donde una silueta en el suelo se vislumbraba fatídica. Para cuando avanzó lo suficiente para observarla a detalle, la escena era tan grotesteca como sorpresiva. Ahí, tirando sobre los adoquines de marmol; el cádaver de Drakkan reposaba sin llevarse una sola moneda al infierno que le esperaba.
Ya no recordaba cuando fue la ultima vez que vio el sol. Penso que el rumor de una ciudad donde la luz solar era tenue y sólo alcanzaba a estar presente no más de dos horas al día; era sólo, un rumor.
Todo era gracias a la cristalización del cielo que creaba una gran concentración de gas y con ello abundantes nubes anormlamente grises. Esto último evitaba que la luz del sol estuviera presente salvo por el resplandor de amenecer y en algunos casos en que pequeños agujeros se dibujaban en el plano celeste.
—Nyxen. La ciudad de la noche eterna. No exageraron con el nombre, ¿Ya cuántos "días" llevo aquí? —Su desdicha continuaba sin un margen y sin un final. Desde que fue "prestado" a los servicios de Lord Drakkan. Su único trabajo consistía en defender la enorme fortaleza y al mismo tiempo limpiado heces de caballo como si no hubiera un mañana. El trabajo se volvía no sólo repudiable, sino comenzaba a cuestionarse si sería mejor escapar.
