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CliveRosfield · 26-30, M
En primera instancia el enorme can se vio desconfiado. Estaba tan a costumbrado a sólo enfretrarse a enemigos que no pasaba por su cabeza la idea de encontrarse con un aliado. No obstante, le fue suficiente con olfatear la mano ajena para darse cuenta que no había rastro de hostilidad en ella, por lo que para sorpresa de Clive; se aproxímó a ella ofreciéndole su cabeza felpuda con respeto.
— Parece que le agradaste a Torgal. Si él confia en tí, yo confiaré también. — Aseveró el azabache mientras a su vez hacia lo propio mostrando respeto por la peliverde. — Agradecemos mucho el cobijo de su bienvenida. Esperamos no ser una molestia.
Tras esto esto último y mirando con asombro la increíble arquitectura del lugar; humano y perro seguirían los pasos de la bruja de cabellos verdes, mientras dentro de sí se murmuraba entre pensamientos cómo debería realizar su petición. No le gustaba tener que pedir favores a gente que apenas conocía pero era de vital importancia para su mundo.
— Parece que le agradaste a Torgal. Si él confia en tí, yo confiaré también. — Aseveró el azabache mientras a su vez hacia lo propio mostrando respeto por la peliverde. — Agradecemos mucho el cobijo de su bienvenida. Esperamos no ser una molestia.
Tras esto esto último y mirando con asombro la increíble arquitectura del lugar; humano y perro seguirían los pasos de la bruja de cabellos verdes, mientras dentro de sí se murmuraba entre pensamientos cómo debería realizar su petición. No le gustaba tener que pedir favores a gente que apenas conocía pero era de vital importancia para su mundo.
User1583585 · 22-25, F
— ¡Y yo me llamo Katya!
El suelo del país dónde la bruja vivía, era una fuente mágica muy poderosa. Ciertamente era único en el mundo, pero si el muchacho quería ayuda quizá ella pudiera brindársela. Si tenía algo ella es que desbordaba bondad, aunque eso sí, cuando se le metía un berrinche en la cabeza no había ni manera de sacarla de ahí.
En cuanto entraron en el portal fueron capaces de llegar frente a ella. Era un enorme salón donde aparecieron, les dio la bienvenida mientras su espíritu guardián se quedó escoltándola a sus espaldas.
— ¿Escuché que te llamas Torgal? ¿Quieres saludar?
Se mostró quizás infantil, pero era su personalidad.
El suelo del país dónde la bruja vivía, era una fuente mágica muy poderosa. Ciertamente era único en el mundo, pero si el muchacho quería ayuda quizá ella pudiera brindársela. Si tenía algo ella es que desbordaba bondad, aunque eso sí, cuando se le metía un berrinche en la cabeza no había ni manera de sacarla de ahí.
En cuanto entraron en el portal fueron capaces de llegar frente a ella. Era un enorme salón donde aparecieron, les dio la bienvenida mientras su espíritu guardián se quedó escoltándola a sus espaldas.
— ¿Escuché que te llamas Torgal? ¿Quieres saludar?
Se mostró quizás infantil, pero era su personalidad.
CliveRosfield · 26-30, M
¿De dónde diablos vino esa voz? El azabache estaba confundido, volteó a ambos lados buscando sin éxito el origen de la voz, por lo que cuando se dio cuenta y vislumbro la imagen de la peliverde de forma eterea; dio un salto hacia atrás del susto y el propio Torgal ladró alarmado.
—Increíble... Sin duda tú debes ser la bruja de cabellos verdes. —Comentó y Torgal a su vez dio un estrepitoso ladrdido para hacer más obvio el descubrimiento.
—Milady, perdone mi atrevimiento. Pero he venido de muy lejos para aprender sobre su conocimiento mágico. —Aclaro esto mientras bajaba el rostro con respeto, fiel a sus principios como el marqués que alguna vez fue, aun conversaba sus buenos hábitos y diligencia.
—C-Claro... entro. <Qué fácil> Pensó para sí mientras Torgal confundido observaba buscando su aprobación para entrar. —Vamos Torgal, no hagamos esperar a la Señrita. Por cierto, mi nombre es Clive Rosfield. Vengo de Rosalith, una provincia de Valisthea.
—Increíble... Sin duda tú debes ser la bruja de cabellos verdes. —Comentó y Torgal a su vez dio un estrepitoso ladrdido para hacer más obvio el descubrimiento.
—Milady, perdone mi atrevimiento. Pero he venido de muy lejos para aprender sobre su conocimiento mágico. —Aclaro esto mientras bajaba el rostro con respeto, fiel a sus principios como el marqués que alguna vez fue, aun conversaba sus buenos hábitos y diligencia.
—C-Claro... entro. <Qué fácil> Pensó para sí mientras Torgal confundido observaba buscando su aprobación para entrar. —Vamos Torgal, no hagamos esperar a la Señrita. Por cierto, mi nombre es Clive Rosfield. Vengo de Rosalith, una provincia de Valisthea.
User1583585 · 22-25, F
"La están buscando, mi señora." escuchó un susurro al oído, Katya Sokolova se fijó hacia atrás, era su espíritu guardián el que llegaba a avisarle cuando era requerida en algún lugar. En aquel país donde la magia era el pan nuestro de cada día, había ciertos magos seleccionados cuyo poder mágico arrebataba lo natural, era más grande en medidas impensables. Katya Sokolova era uno de ellos, una bruja con poder mágico capaz de crear incluso portales mágicos. Así que, se le asignó un espíritu para que cuidara de ella.
El mismo espíritu se transformó en humo delante de la bruja, creando una especie de pantalla que le mostraba dónde estaba la persona que le requería, era un muchacho y... ¡Un perro! Maravillada la bruja viendo al perro, tanto que creó un portal delante del hombre.
— ¡Hey hey! Ven, me estás buscando a mí. Entra
El mismo espíritu se transformó en humo delante de la bruja, creando una especie de pantalla que le mostraba dónde estaba la persona que le requería, era un muchacho y... ¡Un perro! Maravillada la bruja viendo al perro, tanto que creó un portal delante del hombre.
— ¡Hey hey! Ven, me estás buscando a mí. Entra
CliveRosfield · 26-30, M
(...)
Esta dispuesto a pagar cualquier precio con tal de lograr salvar a los suyos, pero también se sentía motivado por conocer una nación en la que la "plaga" era sólo un cuento de hadas. Un lugar con paz aparente y libre de maldiciones. Estaba tan acostumbrado a que la magia fuera vista con discriminación que encontrarse con tanta gente utilizándola sin miedos y sin malos tratos lograban que sus esparazan se vieran incrementadas.
—Usan magia pero a la vez... es diferente a la nuestra. ¿Dependerán de los cristales? No... no veo ningún cirstal madre aquí. —Puntualizó el portado, mirando con complicidad a su fiel can siendo su única acompañante para su largo viaje.
Esta dispuesto a pagar cualquier precio con tal de lograr salvar a los suyos, pero también se sentía motivado por conocer una nación en la que la "plaga" era sólo un cuento de hadas. Un lugar con paz aparente y libre de maldiciones. Estaba tan acostumbrado a que la magia fuera vista con discriminación que encontrarse con tanta gente utilizándola sin miedos y sin malos tratos lograban que sus esparazan se vieran incrementadas.
—Usan magia pero a la vez... es diferente a la nuestra. ¿Dependerán de los cristales? No... no veo ningún cirstal madre aquí. —Puntualizó el portado, mirando con complicidad a su fiel can siendo su única acompañante para su largo viaje.
CliveRosfield · 26-30, M
"El secreto de la magia"
¿De dónde viene el éter? ¿Qué tan antiguo es aquello a lo que llamamos maná? Un sinfín de preguntas se formulaban día con día en la mente del portador, que entre sus viajes el erudito Harpocrates le encargó la misión de recopilar información sobre otros reinos, que pudieran salvar su tierra sin tener que sacrificarse a él y a los suyos en el camino.
Una solución alternativa, así lo llama Cid, su compañero y mentor. No podía pensar siempre que todo dependería de él mismo. Por lo que, dejando cualquier orgullo de de lado se enfrascó en la misión de buscar a la "bruja de cabellos verdes". Un ser capaz de utilizar el éter sin verse afectado, tal cual como los dominantes pero sin depender de un Eikon. ¿Sería eso posible? Tenía que verlo con sus propios ojos. Ahora se encontraba en un reino ajeno a Valisthea y debía tomar cautela de cada paso. Una nación extranjera tendría sus propias costumbres y con ello también sus propios ideales.
(...)
¿De dónde viene el éter? ¿Qué tan antiguo es aquello a lo que llamamos maná? Un sinfín de preguntas se formulaban día con día en la mente del portador, que entre sus viajes el erudito Harpocrates le encargó la misión de recopilar información sobre otros reinos, que pudieran salvar su tierra sin tener que sacrificarse a él y a los suyos en el camino.
Una solución alternativa, así lo llama Cid, su compañero y mentor. No podía pensar siempre que todo dependería de él mismo. Por lo que, dejando cualquier orgullo de de lado se enfrascó en la misión de buscar a la "bruja de cabellos verdes". Un ser capaz de utilizar el éter sin verse afectado, tal cual como los dominantes pero sin depender de un Eikon. ¿Sería eso posible? Tenía que verlo con sus propios ojos. Ahora se encontraba en un reino ajeno a Valisthea y debía tomar cautela de cada paso. Una nación extranjera tendría sus propias costumbres y con ello también sus propios ideales.
(...)
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