—Al ver qué se marchaba la dejaría partir, no tenía motivo por la cual seguirla, parecería como si fuera una cría hambrienta y no lo era.–

No comentó palabra alguna. Se dio la vuelta y conforme con la información que obtuvo emprendió su retirada.

Sonrió a lado, era un espécimen sano y fuerte. Valdría la pena ver su desarrollo en los días siguientes.

—Para cuando volvía a poner atención a la chica, ya había pasado aquel trozo de alimento que le había dado, jamás rechazaba aunque sea un bocadillo pero no sabía las intenciones de ella.

Pasando su lengua por entre sus colmillos, limpiando cualquier rastro de hueso o carne que quedará.–

Mira a la criatura desde abajo, y podía notarse que la Targaryen no traía calzado a pesar del frío. Desde pequeña desarrolló una conexión con el elemento tierra, y podía sentir los movimientos a su alrededor con ello.

Estaba concentrada en el pulso del dragón, poderoso y constante. Le llamaba la atención la criatura.

—Sin dejar que llegara a tocar el suelo, la atrapaba en sus fauses, no tardando en devorarla.–

Le lanza una pierna de cordero para su alimentación.