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-Se acercaba poco a poco al dragón. En esas circunstancias no sabría como iba a reaccionar la bestia.-

Por años... esperé algo como tú...

-Le habla de manera cuidadosa, ya que no sabe si este iba a reacconar de manera positiva o negativa al acercamiento.
Sin duda es una criatura asombrosa, y lo corrobora en el tamaño de la misma, en la naturaleza de la misma.
Si pusiesen a un lado a Serveere, su wyvern de batalla, ella parecería un pájaro diminuto al lado de tan bestial criatura. Y no es que la wyvern no sea capaz de llevarlo en vuelo, es más que capaz, y es una fiera con corazón de acero en el aire. Pero un dragón...

Jamás ha visto algo similar, tan sólo ha podido imaginarlos en historias y relatos, de hace muchos siglos.

Mientras se acerca, observa el terreno, e intenta pisar algo de firmeza y evitar caer en el arroyo; todo, avanzando con cuidado para no alterar a la criatura.-
CanibalDragon · 100+, M
—Ahora si que confirmaba que el desconocido no era de aquellas tierras, y por su reacción, tampoco había visto a uno de los suyos o eso parecía, contrariandose con el aroma a peligro que había percibido de este, decidiendo voltear en su dirección cuando esté caía, ladeando la cabeza un breve momento.

Moviendo por fin el resto de su cuerpo en dirección a verlo mejor, un siseo en seco, limitando así la distancia entre ambos, aunque tampoco reconocía el idioma Valiryo al que estaba acostumbrado escuchar, no llegando a mostrar sus colmillos aún, solo tenía la guardia en alto.

Olfateando de nueva cuenta el aire, en busca de cualquier señal que pudiera advertir una posible amenaza.–
-Sigue adelante, hasta localizar la fuente de agua; aunque sin abandonar su meticulosidad.
Cuando por fin localiza la fuente de aquel líquido vital, algo cerca de ahí lo deja completamente anonadado.
De no ser un paladín, un hombre de guerra y alguien que está acostumbrado a pelear sobre el lomo de un wyvern, aquello le habría parado el corazón de terror.
La sorpresa inicial, la reacción, le obligan a proferir un grito ahogado, ante la visión de semejante criatura.
No puede creer lo que ven sus ojos, aquél gigantesco ser...

¡Un dragón! ¡¿Cómo?! ¡Hace muchos putos siglos que no ha habido ninguno en Drachenzunge o cerca de Drachenzunge!
Con el asombro no se da cuenta que ha caído de espaldas, en una mezcla de sorpresa, asombro y... miedo. Si. Miedo también.
Aunque desde niño soñó tanto con dragones, el verlo ahí, ahora...-

Tú... no... tranquilo...

-Se levanta, para acercarse con paso precavido a la bestia, hablando con un tono suave, aunque audible y sin tutubear.-
CanibalDragon · 100+, M
—Quiza lo había guiado a la fuente de agua, o quizá no, no lo sabía y tampoco le preocupaba, solo escuchaba sus pasos precavidos a dónde el río se encontraba, dando un par de tragos profundos de aquel líquido vital antes de alzar la cabeza, ya no sintiendo la garganta reseca y no tenía necesidad de asearse, eso solo lo hacía cuando más calor sentía en aquellas tierras.

Y si, el alzar la cabeza era lo que había delatado a aquella gran bestia, su cuerpo bien podría haber pasado por imitar a una gran roca negra cubierta de musgo en lo que era la aleta dosal, aún estando atento al sonido de la armadura del hombre.

No haría nada en su contra a menos que esté llegará a representar una amenaza o se llegará a acercar invadiendo su espacio, no buscándolo con la mirada.–
(...)

a examinar el terreno.
La húmedad del mismo le deja saber que tan cerca está de alguna fuente de agua dulce.
Es con el mismo método, que se guía hasta una fuente; y consigue escucharla, no muy lejos, después de una media hora de caminata. Aunque...
Algo le dice que ronda el peligro cerca. Su instinto de asesino y cazador, es quien se lo dice; y presciente que no es algo a lo que, simplemente pueda matar y salir avante. Mientras se acerca al riachuelo, lo hace con paso precavido y mirando, de un lado para el otro de manera constante, esperando encontrar aquello que le causa ése resquemor.-
-Agua dulce... agua dulce era lo que necesita encontrar primero, antes de ponerse a trabajar en alguna salida, o alimentarse incluso.

En ése momento estaba con la armadura, trabajada por los alquimistas de Drachenzunge, su patria y las armas de acero drainium. El acero que sólo los de élite en aquella nación portaban. Sin embargo, si en aquel terreno cabía la posibilidad de que hubiese enemigos; tendría que ocultarse, por el momento. Por más que la armadura lo protegiese, no sería suficiente contra varios hombres, si llegaban a encontrarlo.

Eberhart von Höllenfeuer. Príncipe de Drachenzunge; es su identidad, conocido en su reino como el Príncipe de los Asesinos, gracias a su pasado como asesino a sueldo, y con el que consiguió hacer un montaje de "asesinarse así mismo para quedar como un héro"; hasta la fecha juzgaría que puede seguir riendo de como cayeron los plebeyos y algunos nobles en su engaño.

Mientras explora la tierra, de vez en cuando se agacha

(...)
CanibalDragon · 100+, M
... no poseía alguna arma que poseyera acero valyrio, sabiendo asi que no podría hacerle un daño significativo o que pusiera en peligro su vida, tampoco temia realmente, su tamaño era casi similar a Balerion, el terror negro, como mucho unos 3 a 4 metros de diferencia, quizá 5.

Basándose en lo poco recabado por aromas, tendría la confianza de salir de su escondite por completo, dirigiéndose a una fuente de agua no muy profunda, bebiendo lo suficiente como para borrar esa sensación de resequedad en la garganta, sin dejar de estar atento al hombre.–
CanibalDragon · 100+, M
—Rocadragon por lo general era tranquilo a esas horas, los dragones domados estaban en el establo de los regentes del lugar, aún así, el no era una criatura dócil, en el pasado habían intentado capturarle pero jamás había entablado conexión con alguien que considerará digno, al contrario había arrazado con quienes lo habían intentado, tanto como jinetes experimentados, soldados, y dragones de menor tamaño al suyo.

Pocos habían logrado escapar del dragón de ojos esmeralda brillante, también solía alimentarse de presas normales, ganado, peces, o algunos animales que no podían resistirse a su fuego, guiandose solo por sus instintos y pensamientos breves había salido en cacería o a explorar ese nuevo aroma que había sentido cerca a dónde había dormido.

Igual no sería obvio, precavido ante lo desconocido miraría al hombre, jamás había "sentido" su aroma, olía más a guerra, a sangre, y a un ligero toque de peligro según Caníbal, rebuscando más en el aire lo confirmaba, no poseía algun
-Después de la batalla en las estepas negras, no supo hasta donde lo había llevado Serveere, su wyvern. Cuando estaba a punto de morir a manos de la enemiga...

"Enemiga". Esa palabra realmente resuena en su mente. El pueblo de los celestiales jamás habían tenido mujeres peleando, ¿y ahora tenían una?
No importaba mucho. Lo que importa en ése momento es que tiene que encontrar la salida del lugar.

Ya van varios minutos que se ha despertado en una playa desierta y, por los alrededores, es una donde nunca ha estado.
Sin su montura, o alguno de sus soldados, sólo le queda explorar el lugar, en búsqueda de alimentos, agua de algún río o riachuelo; y madera.
Sobre todo madera, para montar alguna balsa y salir del lugar, o, en el mejor de los casos, trepar al árbol más alto y buscar orientación que le lleve, lo más cerca posible de su reino.-

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