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C1578019 · 26-30, F
Sola o no, no podía quedarse allí lamentándose. Si tan solo su madre la viera así, seguro que se replantearía si esa se trataba de su hija realmente. Con el miedo palpitando en cada uno de sus pasos, Caia empezó a caminar. Su mirada estaba fija en las llamas y tuvo que detenerse cuando reparó en un pequeño detalle: con cada paso el fuego aumentaba.— Isso não vai dar certo. — El portugués se deslizó en una bonita melodía.
Reacia a dejarse vencer, Caia decidió recurrir a un nuevo plan. Algo que siempre había tenido tan claro pero que, por momentos, se volvía una imagen borrosa: controlar su propio elemento. No evadirlo. Así que empezó con pausadas respiraciones.
Reacia a dejarse vencer, Caia decidió recurrir a un nuevo plan. Algo que siempre había tenido tan claro pero que, por momentos, se volvía una imagen borrosa: controlar su propio elemento. No evadirlo. Así que empezó con pausadas respiraciones.
C1578019 · 26-30, F
Tragó en seco. Las paradojas solían regir su vida y en ese momento, mientras que tenía el control fuera de su alcance al igual que su arma, ella trató de recuperar ese camino que conocía tan bien por las veces que le había tocado transitar: el de representar un pilar para el resto. Un pilar con grietas repartidas en todo su largo, pero uno al fin y al cabo que estaría allí erguido para Ethan.
Ethan, concéntrate. —Su voz se regó alrededor de las llamas que aún pululaban a los pies de la morena. El solo esfuerzo de buscar ayudar a alguien más de alguna manera la regresó a su centro cuando vio cómo los caminos de fuego se volvían más tímidos, titilando como si una brisa estuviera acechándolos. Podría haberse quedado ahí, ayudando al ajeno.
Pero él se fue. Caia protestó en sus dedos encerrándose sobre las palmas de sus manos. Protestó con los labios prensados formando una fina línea. Protestó en el pequeño susurro que se coló en el silencio sepulcral.— No...
Ethan, concéntrate. —Su voz se regó alrededor de las llamas que aún pululaban a los pies de la morena. El solo esfuerzo de buscar ayudar a alguien más de alguna manera la regresó a su centro cuando vio cómo los caminos de fuego se volvían más tímidos, titilando como si una brisa estuviera acechándolos. Podría haberse quedado ahí, ayudando al ajeno.
Pero él se fue. Caia protestó en sus dedos encerrándose sobre las palmas de sus manos. Protestó con los labios prensados formando una fina línea. Protestó en el pequeño susurro que se coló en el silencio sepulcral.— No...
reprimenda antes de que por su inutilidad Caia terminase herida de gravedad.
No se sentía como en los entrenamientos. Ethan sabía desde el inicio que todo lo que ahí sucedía era real y que podían aniquilarlo si se descuidaba, pero la confianza que construyó sobre sí mismo durante las prácticas parecía haber sido un mero chiste. Caia perdió el control y su arma, mientras que él fue incapaz de darle a su cuerpo astral la suficiente energía como para que no fuese más que una mera sombra. Escuchó la voz de la fémina pidiendo soporte e inmediatamente miró sus propias palmas en un intento desesperado de retomar el control; nada pasó, no lograba mimetizarse. —Maldición, maldición, por favor —el tiempo apremiaba y al saber que no podía desperdiciar ni un minuto más se dejó tragar por la conciencia, regresando así a su cuerpo que yacía en el sillón del lugar que utilizaban para reunirse los sequester—. ¡Rápido! Caia necesita ayuda.
Aiden y Robin estaban ahí y no se suponía que acabarían involucrados en el asunto esta vez, pero Ethan prefería recibir una (...)
Aiden y Robin estaban ahí y no se suponía que acabarían involucrados en el asunto esta vez, pero Ethan prefería recibir una (...)
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