No se dejaba intimidar por la estatura de Haru, al menos no en ese momento, pues sólo continuaría con las bromas, aún más tras verle sonreír; usualmente le notaba serio y pensativo, por lo que le subió el ánimo escucharlo reír. La rubia le imitó al llevar las manos a la cintura, posicionándose en el lugar, pero a la vez, preparada para huir, ¡por si acaso!

—¿Eeeeh? Pero eso es trampa, decirlo así no vale, aunque técnicamente sigue siendo una pregunta, ¿hm? Así que... mi respuesta es... —

Trató de fingir seriedad, aunque su expresión traviesa era difícil de disimular. Se tomó unos segundos, fingiendo que pensaba, acariciándose así el mentón con la uña de su índice. Y sin poder esconder una sonrisa juguetona, abrió los labios como si fuera a responder, pero sólo se dio la vuelta y corrió hacia el interior de la casa, riéndose.