— Será el bebé más hermoso de este mundo, tu y yo sabremos como criarlo, llenarlo de amor sin dejarle solo — Comentó con una sonrisa posando su mano sobre la de este, se sentía tan feliz de estar con el, pero había veces que pensaba y se sentía culpable de que su amado dejará de lado su templo por estar siempre con ella.

▬ No sabes cuan feliz me haces, cariño mío ▬ Una sonrisa ladina se dibujo en su rostro, pasando con suavidad ambas manos por la figura de su amada hasta llegar al vientre donde se detuvo. ▬ Y nuestro pequeño hijo o hija, es el resultado de nuestro amor.

— Al seguir deslizando sus labios sobre los contrarios, no dudo en brindar suaves caricias en sus cabellos castaños, la menor se sentía feliz entre los brazos de quién era su pareja.

— Si no lo hubieses hecho no tendríamos está felicidad tan grande e inmensa — Respondió al beso que ella le daba, con el mismo cariño y amor, no sabía como expresar tanto afecto a ella.

— Mi vida, cuando te conocía pusiste una linea entre nosotros, pensé que no debía cruzarla pero lo hice, así que no me arrepiento de haberlo hecho — Comentó con una sonrisa, disfrutando de las caricias que este le brindaba, dejando que aquellos labios se unieran a los propios.

▬ La lindura es lo que tu me has causado mi cielo, me has dado razones para disfrutar de la vida que pensé solo tenía un único fin ▬ Ambas manos pasaron a las mejillas de su pareja, agachándose y ladeando el rostro planto un beso en esas lineas rosadas que tanto le gustaban.

— Mi deseo por ti es el mismo que tu sientes por mi — Comentó con una sonrisa a la vez observaba las acciones de este sobre las telas que ella misma había cocido y cortado — Que lindo eres mi vida

— ¿Aprovecharme? me hieres con esas palabras, la palabra que buscas debe ser algo cercano a un deseo mutuo — Sonrió levemente — Pero aquí no tenemos tela aunque por aquí si — Subió la misma a la altura de su vientre, observándola —

— Esa es tu excusa para poder aprovecharte de mi — Murmuró con una sonrisa picara a la vez que tomaba la mano de este y posaba la misma sobre su cadera — Puedes tocar la tela si quieres

— Ay, eres tan tierna y cuidadosa con esos obsequios — Aquel acto de vergüenza interpretado por su pareja le hacían estallar de ternura que reflejaba en una coqueta risa — No es mi culpa que seas tan hermosa.