Unio sus labios a los ajenos en un intenso beso. A la par que movia sus caderas pues el limite estaba en su máximo espléndor. No pasaron más que unos segundos, junto su frente con la de su pareja — Si... juntos cielo mio... — Y al finalizar su oración, los fluidos escaparon dentro de ella, la abundancia de los mismos se derretian entre ambos sexos.

No cabia espacio para la tristeza o la soledad. Ella complementó cada punto faltante en su existencia, estaba alegre, complacido y sobre todo, enamorado de ella quien robo su corazón.

[Rol cerrado]

— Sentir que era amada era un regalo, saber que el hombre que la amaba era un dios era algo inesperado, pensar que alguien como el era capaz de darle tanto amor era una fortuna, dejo escapar un suave suspiro entre sus labios, sintiendo aquel pequeño cosquilleo, estaba llegando a su limite y quería hacerlo a la par con su pareja.

— Juntos — Murmuró bajito repartiendo suaves besos en sus labios sin separarse de este.

— Estaba complacido en cuerpo y alma, después de pasar siglos custodiando a los muertos, al fin tenia una compensación y por el momento pensaba que tanta esperaba por fin había dado sus frutos. Se había dispuesto a protegerla e incluso después de la muerte, a encontrarse con ella.

Los juegos continuaron, a la par que unía sus labios con los ajenos, debajo los movimientos continuaban, el calor se expresaba con mayor intensidad y era cuestión de tiempo que ambos terminaran complacidos—

— No pudo evitar sonreír al escuchar aquellas palabras, se sentía afortunada de haberle conocido, de que este accediera a abrir su corazón a ella, se había prometido jamás dejarlo ir, jamás lastimarlo y sobre todo cuidar de el como nunca lo había hecho antes, sus caderas continuaron moviéndose sobre las ajenas sintiendo como su busto se apegaba al pecho contrario, sus labios no tardaron en besar los ajenos en un beso apasionado y lleno de amor.

La unión entre ambos estaba hecha, el calor recorria ambos cuerpos y mucho más donde ambos sexos se encontraban. Se acostumbraba a esos actos cuando más intimaban y era evidente pues sus caderas por si solas realizaban contoneos ritmicos. — La perderemos juntos.. — Respondio entre sollozos leves, casi inaudibles.

— Suspiro al sentir como este se abría paso en su interior, sintiendo como su cuerpo se estremecía cada vez más, sus manos temblorosas rodearon el cuello de este, echo su cabeza hacia atrás dejando que sus caderas se movieran solo un poco, comenzaba a preguntarse cuando se acostumbraría al sexo contrario —Mhhh.. Me harás perder la razón — Susurro bajito.

— Fue un acuerdo recíproco — Atento a las palabras contrarias, no espabilo ni un segundo al acto. Con ambas manos alzo las caderas femeninas, fue cuestión de orillar su miembro a la entrada de su pareja, un movimiento tenue y estaba adentrandose en ella, como si ambos estuviesen hechos uno para el otro.

— Me quieres culpar a mi — Murmuró sorprendida sintiendo como este parecía disfrutar de toda la situación que había surgido entre ellos, no estaba en sus planes terminar así pero las cosas se habían incluso escapado de sus propias manos — Entonces.... Por favor... Tomame

— ¿Y a quién le debo la experiencia? — Y si, se refería a ella. El cuerpo ajeno parecia bastante listo o bien, eran los juegos que el Dios estaba realizando contra ella. El calor entre ambos sexos desbordaba y sabía bien las consecuencias de esos actos. — Tal véz, aunque nunca te dejaría a medias

— Hace poco desconocías de esto y ahora eres un experto — Dijo sorprendida sintiendo como este se rozaba contra su intimidad, apretó sus labios un poco intentando controlar sus propios gemidos, terminó apoyando su frente en el hombro de este intentando calmar los temblores en tu cuerpo — Tu quieres que ruegue