Agua, viento y rayo rodean a la bestia que ve sus cabezas atráidas hacia el centro de fuerza de viento que ha elevado al joven a las alturas y mira en dirección a su capitana — Ahora, Beidou!!!
Los cañones disparan con estruendo que solo ellos y el monstruo escuchan. El mar es su testigo y la piel del monstruo el destino de las pesadas esferas de plomo. El contramaestre coordina a los hombres para preparar la segunda carga de artillería mientras agua cae por encima de sus cabezas — ¡Caaarguen cañoneees! —
Kazuha siente la electricidad recorrer toda esa zona y empuñando su espada concentra todo aquel poder en la hoja que emite un brillo púrpura, completamente imbuida por la energía elemental de Beidou — Las nubes se ocultan... ¡Y los pájaros claman! —
— Perfecto...— Golpeó la cubierta con la punta de su espada y se impulso con fuerza para saltar hacia una de las cabezas que no dudo en aproximarse a su encuentro. — ¡Fuego! — gritó la capitana antes de agitar su mandoble generando un campo de rayos para cubrirse del impacto de los poderosos cañones. — ¡Poder que elimino a Haishan! — El impacto fue efectivo a la cabeza de la bestia que se sacudió emitiendo otro fuerte alarido. La capitana remató los ojos de está descargando un potente ataque contra está. — ¡Carguen cañones! — ordenó nuevamente dando un salto hasta la cubierta esperando otro ataque. Esa criatura no se contendría, le habían hecho enfurecer lo suficiente.
— Uno con la naturaleza! — sosteniendo su katana, el joven concentra los fuertes vientos alrededor del frío acero y da un certero tajo a la madera del barco. Un fuerte aire genera una corriente propulsora para que este salga disparado hacia la cabeza más lejana de la hidra... apunta directo a sus ojos para cortarlos justo por el centro.
El monstruo da tremendo alarido de dolor y se intenta sacudir a la figura del joven que se para encima de su cabeza.
Las dos cabezas restantes atacan a la par y se acercan con fauces abiertas al barco. Un grito se escucha bajo cubierto
A pesar de la tormenta que azotaba a la Crox Meridianam desde la proa la capitana observaba impasible a la bestia que se abría paso en el mar, se dirigía a Liyue y no parecía tener piedad a la hora de agitar sus cabezas golpeando y mordiendo todo lo que se atravesaba a su paso. Dio un trago a su cantimplora, suspiró antes de arrojarla hacia un lado y girarse hacía el joven, sonriéndole con la confianza que le caracterizaba.
- Haishan era grande, mucho mas grande, la tormenta de hoy no se compara con la de aquella noche. Tenemos todo bajo control. - Sujetó su espada por el mango y pesadamente la agitó para golpear la cubierta. - ¡Icen las velas y apunten los cañones! - Presionó a sus hombres, debían ganar todo el tiempo posible para garantizar la victoria.
Detrás de la impasible capitana del Alcor cae el exiliado de Inazuma, habiéndose lanzado desde lo más alto de la vela.
— Los hombres están en sus puestos y los cañones están siendo cargados. Solo quedamos nosotros dos y Huixing al timón. Tengo una pregunta antes de que te lances a por ellos Beidou... — Kazuha desenvainó su espada para sostenerla firmemente con dos manos y mirar hacia su capitán— Haishan era más grande ¿no es verdad?