Siguió los movimientos de sus manos con su mirada, permaneció en la misma posición pero no fue hasta que mencionó aquella petición que la capitana se irguió sobre la mesa y sujetó la taza de té con su diestra, haciendo el ademan de un brindis sonrió antes de beber. Carecía de la elegancia que la Señora de la cámara de jade poseía pero no era un punto a comparar, eran de mundos completamente distintos.
- Felicidades, Ningguang...Ha llamado mi atención. Puede continuar. - Bien sabido era que la capitana no se detendría a escuchar si no atraían suficientemente su atención. Así se tratara de la mismísima Estrella eclipsante.-

—Hay asuntos que solo puedo confiar a alguien con tus... talentos.— Con parsimonia tomó la tetera, llena de un suave te de flores, vertió el contenido en la taza de la capitana. —Además, tu discreción es algo que aprecio. Es extraño entre los tuyos encontrar a alguien con tal honor.— Finalizó, devolviendo la tetera a su sitio, mientras sus labios formaban una apenas perceptible sonrisa. —La honestidad es algo que se aprecia bastante en los negocios, a ti te gusta tu paga y a mi me gusta que seas honesta, siempre que te diga la verdad y lo que vas a ganar por el trabajo. Es un contrato justo.

—Hah...sorprenderme es una tarea difícil, Estrella Eclipsante. — Tomó asiento tal y como ella lo había solicitado, inclinó su cuerpo apoyando ambos brazos sobre la mesa y miró la taza por un momento. — Creí que Liyue Qixing intentaría lidiar lo menos posible con la Crux Meridianam. Me honra volver a estar a sus servicios, Lady Ningguang. —

—¿En verdad? Creí que por primera vez haría algo que lograra sorprender a la mujer que lo ha visto todo.— Con movimientos elegantes tomó un sorbo de su té, antes de dejarlo sobre la mesa, señalando el asiento frente a ella. —Negocios, negocios. Tengo para ti uno de esos encargos que tanto te emocionan.